Una asunción presidencial en medio de las protestas

Una asunción presidencial en medio de las protestas

Hernández inició su segundo mandato consecutivo llamando a la unidad, pero la oposición salió a las calles a cuestionar su elección. El ex presidente confía en triunfar en primera vuelta. “Si ganamos, los pobres van a participar del crecimiento económico”.

EN FAMILIA Y ENTRE AMIGOS. Hernández jura frente al presidente del Congreso y a su esposa, Ana García. fotos reuters EN FAMILIA Y ENTRE AMIGOS. Hernández jura frente al presidente del Congreso y a su esposa, Ana García. fotos reuters
28 Enero 2018

HONDURAS.- El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, juró ayer para su segundo mandato en el poder, dos meses después de su reelección en los controvertidos comicios generales del 26 de noviembre de 2017, con las protestas de las fuerzas de oposición que denuncian un “fraude” electoral como marco. El gobernante, de 49 años, asumió en el Estadio Nacional de Tegucigalpa, donde el titular del Parlamento, Mauricio Oliva, le colocó por segunda vez la banda presidencial.

En la ceremonia, el mandatario estuvo acompañado por su esposa, Ana García. Miles de hondureños, en su mayoría portando banderas del gobernante Partido Nacional, asistieron al Estadio Nacional, cuyas instalaciones fueron resguardadas en su exterior e interior por un riguroso sistema de seguridad.

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Hasta ayer había dudas sobre el lugar en que se realizaría la ceremonia de asunción, dado el estado de protesta generalizada que se ve en las calles de Tegucigalpa y la promesa de una concentración opositora frente al Estadio Nacional, tradicionalmente usada para estas ceremonias.

De hecho, una hora antes de que Hernández asumiera, policías y militares dispersaron con gas lacrimógeno una manifestación encabezada por el ex candidato presidencial de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla, y su coordinador general, el ex presidente hondureño Manuel Zelaya.

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Los manifestantes, coreando “fuera JOH” (Juan Orlando Hernández), habían caminado pocos metros en dirección al estadio cuando fueron dispersados en el momento que iban por abajo de un puente aéreo en un bulevar en el oriente de la capital hondureña.

Enfrentamiento callejero

Por la tarde, pequeños focos de protestas se mantenían en las angostas calles del casco histórico de Tegucigalpa, donde manifestantes con la cara cubierta lanzaban piedras a efectivos de la fuerza pública. En otros cuatro departamentos del país centroamericano los manifestantes bloquearon carreteras y hasta incendiaron un camión de carga, dijo el portavoz del Ministerio de Seguridad, Jair Meza, agregando que autoridades trabajaban para abrir las vías. Nasralla había dicho el viernes que si el pueblo se aglutinaba en los alrededores del estadio, pasaría por encima del Ejército para impedir que Hernández se convirtiera en el 55 presidente de Honduras y el primer en ser reelecto desde el retorno a la democracia, en 1980.

El gobernante fue reelegido el 26 de noviembre del año pasado en unos comicios reñidos que dejaron al descubierto la profunda polarización del país centroamericano, que tiene como problemas casi endémicos a la pobreza, el desempleo, el narcotráfico y la corrupción.

Un fallo judicial de 2015 dejó abierta esa posibilidad, que Hernández aprovechó y cristalizó en los comicios del 26 de noviembre pasado, al obtener el 42,95% de los votos frente al 41,24% del opositor Nasralla, que de inmediato denunció “fraude” y no aceptó los resultados del Tribunal Supremo Electoral (TSE).

“Trabajar para todos”

Hernández, abogado de profesión, llegó a esta segunda presidencia tras superar, no sin polémica, la prohibición de reelección presidencial que consta en la Constitución. “Quiero agradecer a los hondureños, sin importar por quién votaron. Mi compromiso es trabajar para todos”, dijo en su primer discurso como mandatario reelecto. “Me comprometo a realizar un proceso de reconciliación entre todos los hondureños”, agregó. “Tenemos que sentarnos a dialogar sobre lo que producen las diferencias -prosiguió-; no hay diferencia política que justifique la violencia”.

Hernández, atribuye a su Gobierno (2013-2017) logros como una reducción de la criminalidad, calculada en 21,1% en el primer semestre de 2017 en comparación con el mismo lapso de 2016, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. También destaca la alta inversión de su Administración en obras de infraestructura como aeropuertos, ampliación y construcción de nuevas carreteras, y mejoras en instalaciones portuarias, entre otras, además de la generación de miles de empleos a través de programas sociales y otros coordinados con la empresa privada. (Télam)

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