“Es un momento difícil, pero nos apoyamos entre todos para superar esta situación”

“Es un momento difícil, pero nos apoyamos entre todos para superar esta situación”

El predio de Loma Bola abrió sus puertas al mediodía y muchos turistas lo visitaron para disfrutar del paisaje

03 Enero 2018

Entre el dolor y la angustia por la muerte de Natalia Vargas, que cayó de un parapente el viernes pasado, el Club Loma Bola Parapente abrió sus puertas nuevamente. Sin embargo, ayer se vio otro paisaje respecto de las jornadas de aventuras previas a la tragedia. Esta vez, fueron pocas las velas que volaron por el cielo de San Javier. En eso coincidieron, en diálogo con LA GACETA, pilotos que concurren todos los días a la pista internacional.

Video: tras la muerte de Natalia Vargas, Loma Bola volvió con los vuelos en parapente

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“Esto es muy duro. Había que encarar la situación. Uno lo hace por amor y por transmitir el deporte que tanto amaba. Obviamente que va a descender la cantidad de gente, pero estamos preparados”, reconoció el presidente del club, Sergio Bujazha.

El predio abrió sus puertas alrededor de las 12. A partir de ese momento, grupos de amigos, familiares y parejas fueron llegando a medida que transcurrían las horas a charlar, tomar mate, comer galletas y disfrutar de la vista de la ciudad.

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Algunos de los que arribaron al lugar venían de localidades del interior de la provincia, como Carolina Amin, María José Muñoz y Ariel Prieto, que desde Concepción -donde residen- viajaron hacia la capital a hacer trámites y luego subieron a San Javier a pasear.

“Yo si me tiraría en parapente. Pienso que (la muerte de Natalia Vargas) ha sido un accidente, un descuido. Sí, pienso que podrían tener a alguien encargado de supervisar que todo esté en condiciones”, expresó Muñoz.

“No me tiro (en parapente) ni aunque me paguen. Siempre le tuve miedo a las alturas. Cuando era pendejo no me subía ni a la tapia”, agregó entre risas Ariel, su compañero de picnic.

Una de las primeras pilotos en llegar al club fue Mercedes Gijón, impulsada por el apoyo de quienes volaron junto a ella en parapente. “Hay mucha gente que nos sigue llamando y sigue preguntando. A esto lo hacemos hace muchos años. Lo que ha pasado es una accidente. Hay que asumir todas las responsabilidades, pero va más allá. Si no hiciéramos las cosas bien, el Ente de Turismo no nos promocionaría”, expresó.

"Descartamos la responsabilidad de la pasajera", sostuvo el manager de Loma Bola

Para la mayoría de los profesionales de la disciplina volver a volar fue reconfortante. “Fue sanador volar por el tipo de pasajero: una señora grande con su hija cumpliendo año (ver nota aparte); una chica que vino de Francia, que cuando terminó de volar se sentía como una persona nueva... Son momentos muy duros y hay muchísimos que nos dan ánimo”, expresó Bujazha.

“Ella siempre soñaba con volver a la Argentina”, relató el padre de Natalia

“El vuelo está de luto. Sí, nos ha pegado muy, muy fuerte. Vinieron los pilotos que vienen siempre, los que consideran al vuelo una forma de vida. Los que lo hacen todos los días. No vinieron los pilotos de fin de semana”, reconoció el piloto Mario Sueldo.

Alrededor de 100 personas forman parte del club de parapente. De ese total, 95 pilotos vuelan como deporte y cinco lo hacen de manera comercial.

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Con el paso de las horas, la cantidad de visitantes aumentó un poco: alrededor de 50 personas, un poco menos de lo habitual.

“Es un momento difícil, pero había que salir adelante. Nos apoyamos entre todos para superar esta situación. Es el primer día después de lo sucedido. Entre semana, como siempre, vienen muy pocos pasajeros, y sumado a lo sucedido el viernes pasado, sí, hay menos gente. Era lo que sospechábamos”, dijo Franco Varea, de 22 años, piloto de un biplaza.

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