Picantes

En los extremos estuvo la dureza política y la ideológica, encarnadas por Beatriz Ávila (Cambiemos) y Alejandra Arreguez (Frente de Izquierda); ubicadas distantes. Entre ellas, Gladys Medina (Frente Justicialista) y Nadima Pecci (Fuerza Republicana) navegaron entre la moderación y el contragolpe. Cada cual cumplió el papel asignado. Medina, la esposa del jefe municipal bañdeño, apostando a las propuestas y cuestionando al Gobierno nacional. La esposa del intendente capitalino cuestionando al Gobierno provincial y confesando que nunca fue “K”, lo mismo que dijo alguna vez Alperovich, ubicado en las antípodas del alfarismo. Pecci atacando a ambas gestiones y Arreguez dando mandobles a diestra y siniestra. Justificaron en menor o mayor medida su postulación.

En algunos momentos el debate fue “picante”, mas no tenso. Tensión había detrás de las cámaras, entre ellos, los “acompañantes” de las candidatas. ¿Alguna de ellas “ganó” el desafío? La solidez discursiva de la representante de la izquierda la hace sobresalir. Avila mostró aplomo y seguridad. Medina apostó a las propuestas con un perfil tranquilo y distante, mientras que Pecci se recostó en el argumento central de FR: terciar entre los oficialismos. ¿Ganaron o perdieron votos con su presentación? Imposible contestar, pese a que todos los grupos en pugna lo preguntaron. Es inmedible la incidencia, y si la hay es improbable que modifiquen notablemente por sí los guarismos de agosto.

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Sí pueden estar satisfechas porque pasaron la prueba. La calificación queda en manos de los electores. La tranquilidad que ganaron las candidatas cuando se retiraban era inversamente proporcional a los candidatos “varones” que estuvieron en el set y que intuyen que su debate, el miércoles próximo, será más duro y tensionante. Las mujeres defendieron sus postulaciones, sus compañeros de fórmula correrán un riesgo aún mayor porque ellos sí estarán obligados -por la proximidad de los comicios- a jugarse por ganar y no perder adhesiones. No podrán privarse, ni guardarse nada.

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