Una ultraderecha dividida, pero fanática y peligrosa

Una ultraderecha dividida, pero fanática y peligrosa

Grupos nacionalistas y supremacistas blancos lograron visibilidad en la “era Trump”. Alarma por la falta de respuesta de la Casa Blanca ante el asesinato de una mujer durante una marcha xenófoba

VIRGINIA. Manifestantes nacionalistas blancos se protegen con escudos. reuters VIRGINIA. Manifestantes nacionalistas blancos se protegen con escudos. reuters
15 Agosto 2017

CHARLOTTESVILLE, Estados Unidos.- La pintoresca localidad universitaria de Virginia, que aún lucha con el legado de la época de la esclavitud, fue escenario de protestas mortales este fin de semana cuando nacionalistas blancos y otros grupos de derecha se enfrentaron a manifestantes opuestos a ellos por la anunciada remoción de una estatua del General confederado Robert E. Lee de un parque.

La violencia de la manifestación disparó la pregunta acerca de cuán extendido y unificado es este movimiento, que busca un etnoestado blanco, en el que cada raza viva separada.

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El término “nacionalismo blanco” se originó como eufemismo de supremacía blanca, la creencia de que hay gente superior, que debería dominar la sociedad, afirma Oren Segal, director del Centro para el Extremismo de la Liga Antidifamación, consultado por la cadena CNN.

“Los supremacistas blancos están convencidos de que existe algo así como una raza blanca unitaria, que identifican con un grupo de personas de un determinado color de piel, origen o afiliación”, completó el analista de DPA Martin Bialecki.

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“La gente que tiene estas creencias a veces usa otros nombres, incluyendo ultraderecha, identitarios y realistas de la raza. No obstante, se trata simplemente de un nuevo nombre para el antiguo odio”, señaló Segal.

Otros grupos de supremacía blanca incluyen al Ku Klux Klan (KKK) y los neonazis.

La mayoría de los nacionalistas blancos no están afiliados a un grupo organizado, dijo Segal. Algunos incluso toman medidas para alejarse de grupos de odio como el KKK. “Esta falta de afiliación los hace difíciles de seguir y significa que cualquier grupo que emerge tiende a ser extremadamente flexible”, explicó Segal.

Por ejemplo, mientras el KKK sigue prefiriendo el uso de capuchas y máscaras, otros grupos de ultraderecha están integrados por varones jóvenes de clase media, que se hacen visibles y activan en las redes sociales.

Estos grupos existen desde hace décadas en Estados Unidos, pero su visibilidad se disparó en la “era Trump”. “Los disturbios en Charlottesville dejaron en evidencia su fanatismo, su militancia y su alto grado de organización”, dijo Bialecki.

No son todos iguales

Los supremacistas blancos estadounidenses se mezclan y se tocan entre sí, pero no forman un bloque cerrado común que constituya un “poder blanco”, explicó. “La escena de la extrema derecha estadounidense está dividida y muy ideologizada y es además compleja, opaca y peligrosa”, insistió.

Supremacistas como los del grupo Aryan Nations creen fanáticamente en la superioridad biológica de la gente de origen europeo. En países multiétnicos como Estados Unidos están convencidos de una jerarquía natural a la cabeza de la cual se posicionarían los blancos.

En Charlottesville también se manifestaron representantes del grupo supremacista Vanguard America con carteles negros con una cruz blanca.

Los nacionalistas estadounidenses tienen un pensamiento similar y son cercanos a los supremacistas, pero se diferencian de ellos por un importante componente ideológico: rechazan la idea de una sociedad multiétnica y su objetivo es crear un Estado puramente blanco.

En Estados Unidos los grupos neonazis pueden mostrar abiertamente sus cruces gamadas, uniformes nazis o gritar el lema “Sieg Heil” propio del Tercer Reich de Adolf Hitler, al contrario que en países como Alemania, donde está prohibido.

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