Atlético en Bolivia: cuando la pasión va a tu casa

Atlético en Bolivia: cuando la pasión va a tu casa

Fana del “Decano”, Maximiliano Gutiérrez se fue a vivir a Santa Cruz de la Sierra y ayer tuvo la suerte de volver a alentar al equipo en una cancha

LOS GUTIÉRREZ. Un grupo vive en Santa Cruz de la Sierra y otro de Tucumán. La familia volvió a reunirse para alentar al “Decano” frente al Oriente Petrolero.  LA GACETA / FOTO DE NICOLÁS IRIARTE - ENVIADO ESPECIAL LOS GUTIÉRREZ. Un grupo vive en Santa Cruz de la Sierra y otro de Tucumán. La familia volvió a reunirse para alentar al “Decano” frente al Oriente Petrolero. LA GACETA / FOTO DE NICOLÁS IRIARTE - ENVIADO ESPECIAL
12 Julio 2017

Allá por 2011, luego de que Atlético descendiera a la B Nacional, Maximiliano Gutiérrez no tenía tiempo de ponerse triste. Este fanático de 39 años, que hace ocho vive en Santa Cruz de la Sierra, tenía que encontrar la manera de poder escuchar los partidos del “Decano” fuera del país. Las conexiones y las redes sociales existían, sí, pero todavía no estaban en su auge por lo que hubo que encontrar otra manera.

“Maki”, como lo conocen todos, videollamaba a un amigo suyo en Tucumán para que este apunte su teléfono hacia el televisor y pueda ver el partido. Así, durante toda una temporada. Que televisen un partido de Atlético era raro. Y si es que lo televisaban, que la transmisión llegue a Bolivia era aún más raro. Entonces, ahora que “Maki” tiene al “Decano” en el patio de su casa, no puede más de la felicidad.

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“Cuando me enteré que nos tocaba con Oriente sentía que de verdad mi sueño se hacía realidad. Que mi club de toda la vida venga a jugar a otro país, justo en la ciudad donde vivo desde hace rato, era un sueño que se hizo realidad”, contó “Maki”.

En 2010, Gutiérrez conoció a su actual pareja, Vivian Vargas, una cruceña que por una amiga en común hizo que los tres pasaran Año Nuevo juntos. La relación comenzó a crecer y después de un año y medio de estar juntos, había que tomar una decisión. “Esa decisión fue venirme a vivir aquí en Santa Cruz”, confiesa Gutiérrez.

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Atrás dejó los asados con su familia, sus amigos, sus costumbres y su amado Atlético. “Era todo un ritual ir a la cancha. O comer asado los domingos con la familia e ir en caravana al Monumental. Extraño un montón eso”, explica este hincha fanático que trabaja en el campo boliviano, con maquinarias agrícolas. Resignó eso que extrañaba por la mujer de su vida y por una ciudad que tiene todo lo que el necesita. “Es un lugar muy cálido con gente muy acogedora. Tienen todos un carisma muy especial y ganas de festejar siempre”, asegura. En Santa Cruz, como en la mayoría de Bolivia, cada noche es vivida como si fuera carnaval. “Acá si tu cumpleaños cae lunes o martes, se festeja ese día. Nada de pasarlo para el sábado”, dice “Maki”. “Esa serie de costumbres a uno lo van acogiendo, además de las amistades que vas haciendo. Ese cariño para el que viene de afuera es impagable”.

Por eso tuvo que despegarse de Tucumán y su Atlético. Eso sí. El 14 de junio, cuando uno de los secretarios de la Conmebol sacó la bolilla con el nombre de Atlético y eso significaba que enfrentaría a Oriente, el sueño se hizo realidad. Maximiliano supo en ese momento que por un día no iba a sentirse tan lejos de todo lo que tanto extrañaba.

Además, toda su familia viajó para presenciar el encuentro y se alojó en el hotel de los jugadores. “Estaba decidido: si tocaba Oriente, la familia venía a Santa Cruz”, dijo Julio, su padre, que viajó acompañado del resto de sus hijas y nietos.

“Maki” estuvo bien rodeado. El 1 de agosto volverá a Tucumán para terminar de agradecer lo que cree que fue un milagro o una broma de muy buen gusto: que Atlético haya ido hasta su ciudad, en otro país, para jugar. El sueño de cualquiera que vive lejos del “José Fierro”.

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