
MISA DE SANACION. En el colegio San Cayetano el padre Pedro preside la ceremonia. credito

“Antes yo rezaba mucho ... hasta tres rosarios por día. Pero el Dios que me habían inculcado en mi casa era temible, un Dios que castiga y que exige. Hasta que llegué aquí, a la Renovación Carismática, y descubrí a un verdader Padre, lleno de amor y de perdón, que escucha y que me ama profundamente. Un padre de misericordia”, testimonia Alicia de Alderetes, que esconde sus 84 años bajo cantos de alabanza, llenos de alegría, y de un cuerpo que se balancea con los brazos en alto. Junto a ella cientos de fieles reunidos en el colegio San Cayetano, participan de la misa y de la efusión del Espíritu Santo.
En la Fiesta de Pentecostés, que se celebró ayer, católicos de todo el mundo se reunieron como lo hicieron aquellos apóstoles y la Virgen María, después de la muerte de Jesús. “De pronto vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego, las que, separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos; y quedaron llenos del Espíritu Santo…” (Hechos 2,3-4.).

La fiesta comenzó con la vigilia de los jóvenes, durante toda la noche del sábado, hasta el domingo. Como también se considera a Pentecostés el inicio de la Iglesia en la Catedral de Concepción los jóvenes entonaron el cumpleaños feliz con sus guitarras y a viva voz.
En la Catedral de la Arquidiócesis de Tucumán los jóvenes pasaron toda la noche alabando a Dios para pedirle que les dé un corazón nuevo, dice el padre Sebastián Sardo. Las canciones, las representaciones y las palmas fueron una constante en toda la iglesia.

En el colegio San Cayetano la jornada de alabanza al Espíritu Santo comenzó a las 14 y terminó pasadas las 20. Los padres Julio Albornoz, Gustavo Pedro, Rufino Giménez Fines y Daniel Juárez confesaban a largas filas de fieles, mientras el matrimonio de Adriana y Luis Barceló animaba con canciones en guitarra y órgano.
Tras la misa se realizó una larga exposición al Santísimo Sacramento donde muchos fieles que han recibido el don de lenguas comienzan a hacer alabanzas en palabras desconocidas. “Es como sentir que se han acabado las palabras, y empezamos a hablar en un idioma que sólo Dios comprende”, ejemplifica Adela Aráoz . Al final, algunos caen en “descanso del espíritu”, conscientes, pero derribados por el amor de Dios.

CANTOS DE ALABANZAS. El carisma de los fieles “carismáticos” está dado por la alabanza y la oración espontánea.
“El perdón libera al corazón y permite recomenzar: el perdón da esperanza”
Ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro, el Pontífice hizo hincapié en que “el perdón es el don por excelencia, es el amor más grande, el que mantiene unidos a pesar de todo, que evita el colapso, que refuerza y fortalece”. En la homilía que pronunció ayer en la misa de Pentecostés el papa explicó que “el perdón libera el corazón y le permite recomenzar: el perdón da esperanza, sin perdón no se construye la Iglesia”, destacó al explicar que uno de los frutos del Espíritu Santo es el perdón. Francisco invitó a “pedir la gracia de aceptar su unidad, una mirada que abraza y ama, más allá de las preferencias personales, a nuestra Iglesia; de trabajar por la unidad entre todos, desterrar las murmuraciones que siembran cizaña y las envidias que envenenan, porque ser hombres y mujeres de la Iglesia significa ser hombres y mujeres de comunión”. (ACIprensa)







