“La Facultad de Arquitectura nos dio una excelente educación”

La distancia siempre aporta una mirada diferente del lugar propio, un cambio de perspectiva que empuja a pensar qué tenemos para enseñarle al mundo y, sobre todo, qué tenemos que aprender. Estos son algunos tucumanos que edificaron su vida fuera del país

 EN FAMILIA. Patricio, Agustín, Gerardo y Tere. EN FAMILIA. Patricio, Agustín, Gerardo y Tere.
21 Mayo 2017

Teresa González Villarrubia tiene 50 años y es arquitecta; al igual que su marido, Gerardo Panico. Desde hace 15 años viven en Estados Unidos, concretamente, en la ciudad de Milford, a un par de horas en auto de Nueva York. Por eso, y siguiendo la costumbre, a ella la conocen como Teresa González Panico. Algunos amigos y sus familiares, sin embargo, le dicen simplemente “Tere”.

- ¿Cuándo y por qué se fueron?

- Fue en 2002, en la época del corralito. La construcción había bajado muchísimo y sabíamos que en Estados Unidos podíamos tener mejores oportunidades de trabajo. Así que tomamos la decisión.

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- ¿Por qué se instalaron en ese lugar?

- Mi marido viajó primero, a Nueva York, a buscar trabajo. Afortunadamente, lo encontró más o menos pronto en una oficina en Southport, Connecticut, a una hora de viaje de allí. Yo partí de la Argentina a los pocos meses con nuestros hijos, que eran chiquitos. Patricio, el mayor tenía 2 años y 11 meses; y Agustín, 11 meses. Así y todo, bastante rápido conseguí trabajo en mi profesión, en una oficina de New Haven. Realmente tuvimos mucha suerte y nos instalamos en una zona privilegiada. Nos gustó mucho, nos quedamos y vivimos en Connecticut.

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- ¿Concretamente, a qué te dedicás?

- Primero trabajé muchos años en un estudio dedicado a hacer casas de alta gama en Greenwich, Connecticut, y en South Hampton, New York. Pero el estudio en el que trabajo actualmente se dedica al diseño de edificios de departamentos para gente mayor que necesita asistencia médica, y también a proyectar centros médicos para la ciudad de Nueva York. Por otra parte, también tenemos nuestra propia oficina, y allí continúo con las viviendas de alta gama.

- ¿Fue duro adaptarse?

- Al principio extrañaba no ver a mi familia ni a mis amigos (y sigo extrañando eso), pero nos adaptamos muy bien. Por suerte el deporte me ayudó mucho: yo juego al tenis y eso me ayudó a hacer muchos amigos. En la zona donde vivimos casi todo el mundo habla sólo inglés, pero tengo algunos amigos argentinos; ellos son los únicos con los que puedo hablar en español aquí.

- ¿Qué aprendiste de esa cultura?

- La importancia de la puntualidad, a respetar los tiempos. Aquí son muy organizados y programan todo con mucha anticipación.

- ¿Qué aportó Tucumán a tu formación profesional y como persona?

- Tanto Gerardo como yo egresamos de la Facultad de Arquitectura de la UNT, que nos dio una excelente educación y es reconocida en otros países. Un ejemplo: una vez estuve trabajando en el proyecto para una escuela junto con un escultor que es profesor de la Universidad de Yale. Cuando le conté que era argentina, él me dijo que sabía que la Universidad de Tucumán era considerada hace como 50 años una de las mejores del mundo. Lo sabía porque había trabajado en algunos proyectos con César Pelli.

- ¿Qué extrañás de Tucumán?

- La familia, los amigos... sentarse a tomar café en un bar. El sentido del humor argentino. ¡El tiempo libre! Aquí trabajo muchas horas y tengo muy pocas vacaciones.

- ¿Y qué no extrañás en absoluto?

- ¡La inestabilidad económica!

- ¿Qué tenemos que incorporar en la provincia o aprender de otros para crecer y mejorar?

- A tener y expresar respeto por la experiencia. Aquí hay arquitectos con cerca de 90 años que siguen trabajando En Argentina si tienen más de 60 los empiezan a considerar obsoletos.

- ¿Volverías a Tucumán?

- Trato de ir a Tucumán dos veces por año, de visita, pero volver a vivir y a trabajar, no creo. Allí el mercado es muy chico y no podría encarar proyectos como los que puedo trabajar aquí.

- ¿Algunas condiciones locales tendrían que cambiar para que regresaras?

- Nunca pierdo las esperanzas, pero la verdad es que lo veo muy difícil...

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