Sin apoyo de la familia es poco menos que imposible lograr calidad

23 Marzo 2017

Cuando la familia no cree que la escuela es importante, el chico tampoco lo hace. Si los padres insisten en que su hijo consiga el título secundario, pero no les interesa que aprenda, es posible que ese alumno estudie sin incentivo, falte a clase por cualquier motivo y no aproveche las oportunidades que le da el sistema. En consecuencia, los padres se desentienden y el alumno baja su rendimiento porque siente que a nadie le importa.

En esta síntesis, directores de tres colegios parroquiales tratan de explicar una de las variables que hacen bajar la calidad en el sistema educativo. “El rol de la familia es fundamental”, coinciden María Elvira Zamora (Instituto San Pablo Apóstol, San Pablo), Norma Macció (Instituto Técnico Belgrano, Banda del Río Salí) y Viviana Barcia (escuela Niño Jesús de Praga, barrio Juan XXIII).

“Muchas veces la familia deposita a los chicos en las escuelas sin importarles que ellos necesitan el acompañamiento de un adulto, hoy más que nunca. Hay muchos chicos abandonados, huérfanos con padre, como digo yo. En los días de examen ahí sí se nota la cantidad de padres que hay... Vienen preocupados para ver qué pasa con sus hijos. Pero si la escuela no los llama no aparecen”, se lamenta Macció.

Barcia cuenta que en general los colegios parroquiales, y en especial el suyo, debe salir a buscar a los padres casa por casa. “Con el apoyo de Cáritas, visitamos las familias para saber por qué no mandan al niño a la escuela. Si es por falta de zapatillas se las conseguimos, si es porque no tiene útiles, también. Pero además buscamos el compromiso del padre, hacemos talleres para las familias una vez por semana e insistimos con las más críticas. La idea es que de a poco vean la importancia que tiene la escuela para sus hijos, les decimos que es un derecho del niño y una obligación del adulto”.

María Elvira Zamora piensa que hay que comprometer a los padres en la trayectoria de los alumnos y que eso se logra con un modelo pedagógico de cercanía. “Como directora entrevisto a todos los niños que van a ingresar y a sus papás”, afirma.

Macció concluye en que hay que volver a acordar una alianza entre la escuela, la familia y la sociedad. Plantea que es necesario que haya diálogo con la escuela, para conseguir su compromiso, y con las empresas, para saber qué tipo de titulación necesitan para que los alumnos se incorporen al mundo del trabajo. Advierte que lo peor es que la escuela pierda valor para la sociedad.

La capacitación docente es otro eje esencial para elevar la calidad. “En general, los centros de formación docente perdieron la riqueza que supieron tener, sobre todo los universitarios y terciarios. Creo que hace falta capacitarse sobre todo en lo específico de cada institución, en lo que hace a su identidad”, opina Macció.

Apelar a distintos lenguajes para enseñar es una salida para interesar al alumno. Los talleres para el fortalecimiento de los aprendizajes, los espacios como folclore, poesía y dramatización, dan excelente resultado en el barrio Juan XXIII. Las olimpíadas y los concursos estimulan a los alumnos, como sucede en Banda del Río Salí.

Algo que afecta la enseñanza es para estas docentes el tema salarial. “Las paritarias siempre se hacen a principio de año y distraen la atención de los docentes -dice Macció-. En vez de estar preocupados por lo que van a dictar durante el año, están pensando en el salario. Si al docente le exigimos calidad tiene que cobrar lo que corresponde”.

Las escuelas parroquiales son públicas de gestión privada. Dependen del Arzobispado. Nacieron con la misión de llevar educación donde el Estado todavía no tenía presencia. Son gratuitas o cobran muy poco y se ubican en barrios pobres. Reciben apoyo del Estado para pagar a los docentes.


conclusiones
 
Cuantas más oportunidades se les da a los chicos para rendir, por fuera de las acordadas inicialmente, más avanza la cultura del relajamiento en los alumnos y también en las familias.
 
La escuela sola no puede, necesita del apoyo de la familia y de la comunidad. Por eso debe hacer una nueva alianza con los padres y con la sociedad, para evitar que siga perdiendo valor.
 
Si bien trabajan con pocos recursos, los colegios parroquiales llegan a buenos resultados gracias a que educan en valores y crean conciencia del bien común. Crean sentido de pertenencia. 

> Conclusiones

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NO AYUDA EL CAMINO DEL FACILISMO

 Cuantas más oportunidades se les da a los chicos para rendir, por fuera de las acordadas inicialmente, más avanza la cultura del relajamiento en los alumnos y también en las familias.

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LA ESCUELA NECESITA EL APOYO FAMILIAR

La escuela sola no puede, necesita del apoyo de la familia y de la comunidad. Por eso debe hacer una nueva alianza con los padres y con la sociedad, para evitar que siga perdiendo valor.

HACE FALTA EDUCAR VALORES

 Si bien trabajan con pocos recursos, los colegios parroquiales llegan a buenos resultados gracias a que educan en valores y crean conciencia del bien común. Crean sentido de pertenencia. 

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