Los hinchas "decanos" disfrutan del viaje de sus sueños
Los fanáticos viven un momento único, que no olvidarán nunca.
EN LA PLAYA. Un grupo de fanáticos, con el mar de fondo. LA GACETA / FEDERICO ESPÓSITO
Federico Espósito - Enviado especial
A Martín Méndez casi se le cae la paletilla cuando escuchó que el avión no estaba autorizado para despegar de Iquitos, Perú, donde el chárter con hinchas y dirigentes de Atlético había parado a cargar combustible. “Otra vez sopa de arroz”, habrá pensado Martín, uno de los pasajeros del vuelo que se quedó varado en Guayaquil la vez pasada. “Pensábamos que era una joda. Yo me empecé a preocupar cuando vi que ya íbamos más de hora y media parados cuando para cargar combustible no suelen tardar más de 45 minutos”, agregó Nino Falzaresi, quien viajó junto a Martín, a Mario Cantón, Gonzalo Ballcels, Alberto Spindler y Ramón Ayala, algunos amigos de toda la vida y otros que se hicieron en la platea del Monumental. Para identificar al grupo, decidieron hacerse una remera con la Copa Libertadores estampada en celeste y blanco, y una bandera con la que posaron para la foto en la playa que se encuentra detrás del hotel Radisson. “¿Ustedes son de Tucumán?”, les pregunta un colombiano que justo iba pasando por allí, para sorpresa de los amigos. “Hicieron una gran campaña”, agrega el hombre. Por lo visto, el eco de la proeza del “Tucumán” en Ecuador llegó hasta las playas de Cartagena.
Lautaro Mariscal fue uno de esos a los que no les importó perder los pasajes de regreso a Argentina con tal de seguir al “Deca” hasta Colombia. “Es un viaje impresionante, histórico, y me alegra mucho poder ser parte de todo esto. Ya lo de Quito fue increíble”, contó el “Colorado”.
Atilio Berardinelli sabe que está jugando con fuego, pero la pasión por Atlético puede más. “Sería muy bueno que salga esto en el diario para que mi mujer me crea. Me parece que apenas vuelva, me corre. Había vuelto hacía tres días cuando le avisé que viajaba otra vez. Armé el bolso y me fui, je”, cuenta Atilio desde la isla de Barú, donde desplegó una bandera con dedicatoria a San Martín junto a su hermano Emilio.
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