No es el consumo; es la inversión

No es el consumo; es la inversión

04 Diciembre 2016

MIGUEL ÁNGEL ROUCO / AGENCIA DYN

BUENOS AIRES.- El creciente déficit fiscal producto de un manejo laxo de las finanzas públicas, colocó a la administración del presidente Mauricio Macri, en una posición poco confortable, frente a las demandas de la sociedad y el cambio en el escenario internacional.

Lejos de reducir el gasto público, la administración Macri lo ha incrementado de manera irresponsable generando la excusa perfecta para no poder bajar los impuestos.

La apuesta al endeudamiento como elemento amortiguador del déficit parece una vía muerta, a partir del cambio de escenario internacional.

La deuda no resuelve el desequilibrio del Tesoro, sólo traslada el ajuste hacia adelante. Pero el ajuste lo puede hacer el gobierno o lo puede hacer el mercado. Si lo hace el gobierno la situación se podrá tornar dolorosa para algunos sectores momentáneamente, Si lo hace el mercado, mejor no pensar...

La áspera discusión planteada en torno del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias sobre la renta de las personas físicas, es sólo la punta del iceberg de dificultades que tiene el gobierno nacional para sacar a la economía de la recesión.

Volcar liquidez

Al igual que el régimen kirchnerista, con una parálisis en varios sectores económicos, Macri apunta a dinamizar el consumo en medio de una inflación que ronda el 40% anual, mediante el fácil expediente de volcar liquidez.

Lejos de disminuir, la inflación se va a disparar porque no es un problema de demanda el que enfrenta la economía argentina, sino de oferta.

La oferta global se encuentra estrangulada, asfixiada por una presión impositiva superlativa, en un marco de inseguridad jurídica e institucional.

En este contexto, es difícil que la economía pueda superar fácilmente este cuello de botella y volver a crecer de manera sostenida.

La escasa recuperación que se espera para 2017 vendrá de la mano del sector primario y la dinamización de la obra pública que sólo alcanzarán a neutralizar la caída en la actividad de 2016.

El mayor problema que enfrenta el gobierno es la falta de inversiones que es la única vía válida para superar el escollo inflacionario y la falta de infraestructura.

No es casual que desde el sector empresario se alerte con voces de preocupación por la necesidad de crear condiciones para la inversión privada.

“El dinero no viene ni va a venir porque acá todos los días hay un despelote”, despachó Eduardo Eurnekián su sincera síntesis.

Las pistas

El empresario dio una pista por donde vienen los problemas y lo resumió así: “lo único de lo que se habla es cómo aumentar impuestos, cómo cambiarlos. Decime en que sociedad del mundo ante esas circunstancias vos vas a invertir”. Y fue más allá en sus apreciaciones. “Es una sociedad en donde no sabés ni el impuesto que te ponen, ni el que sacan, ni que hacen. Acá los impuestos se ponen por única vez y siguen durando”, puntualizó.

Sin embargo, Eurnekián no está solo. Otros hombres de negocios lo dicen a sordinas. “Con esta presión fiscal, es imposible invertir. Cómo convenzo a un inversor para que hunda capital con estos impuestos y sin saber si le van a confiscar su rentabilidad”.

En otras palabras, la Argentina no es aún atractiva para el capital.

¿Razones? Muchas y variadas. El marco jurídico y político aún no ofrece las garantías que serían deseables.

La presión impositiva es altísima, no sólo a nivel nacional sino provincial y también municipal.

Diferencias de tributación absurdas sólo por estar radicado en un municipio o en otro.

El tipo de cambio está muy atrasado, una señal de que algo va a ocurrir en el corto o en el mediano plazo por lo cual sus inversiones correrían peligro.

Otro factor disuasivo de la inversión es la inflación que no es otra cosa que el aspecto visible de una delicada situación fiscal que está cerca del colapso.

Sin inversiones, la inflación continuará y sin inversiones no habrá crecimiento.

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