Cuando habla de su familia, a “Ruly” le brillan los ojos. Y relata: “Mi esposa, Claudia Castro, es farmacéutica. Trabaja en la Fundación para la Hemofilia. A ella le encanta lo que hace y también las salidas en moto.” Se le consulta sobre los hijos. “Valentina tiene 26 años. De chiquita manejaba motos, hizo enduro, hoy acompaña; es diseñadora gráfica y fotógrafa. Germán, de 23, maneja motos desde los cuatro; con él anduve mucho, incluso corrí el Transmontaña. Sólo le queda la tesis para recibirse de ingeniero industrial. Está trabajando en una empresa cervecera, por eso ya no tiene tanto tiempo para andar en moto. Es más chico es Tomás, de 16 años y estudia en el colegio. Y claro, anda en moto. Cuando puedo, salgo de travesía con ellos, es hermoso.” Aparte de su casa en Yerba Buena, el taller de la calle Ayacucho es su “otro” lugar, su laboratorio. “Era el lugar donde se estableció mi abuelo con un corralón de materiales. Allí trabajo y proyecto.”
-¿Sos feliz con lo que hacés?
- Mucho. Nada cambiaría de mi presente. Tengo la dicha de hacer lo que me gusta, disfrutarlo, tengo una familia maravillosa, que me acompaña. La salud también me acompaña, sino no podría hacer lo que hago. No voy al gimnasio, lo mío es trabajo y pasear, en moto, claro.