El manejo deficiente y la transgresión vial

El manejo deficiente y la transgresión vial

Una sociedad que desea vivir civilizadamente diseña normas, leyes, disposiciones para regular la vida comunitaria, buscando siempre el bien común, con la idea de que sean acatadas por todos. De ese modo, se elaboran reglas viales para ordenar el tránsito, evitar accidentes y proteger la vida. Sin embargo, hay lugares en los que sus ciudadanos tienen vocación transgresora, como en Tucumán.

En nuestra edición del domingo, publicamos un amplio informe sobre el manejo deficiente de los tucumanos. Según un relevamiento realizado este año por la Universidad Siglo 21, nueve de cada 10 conductores no sólo admite que incumplen las normas de tránsito, sino que le echan la culpa al otro. El 43% de los encuestados dijo que emplea el celular cuando conduce, tanto para hablar como para enviar mensajes. Cuatro de cada 10 dijeron haber cruzado algún semáforo en rojo en los últimos tres meses. El 70% maneja a una velocidad mayor que la permitida.

A la hora de calificar su forma de conducir, en una puntuación del 1 al 10, se calificaron a sí mismos con un 8; en su criterio, los otros son los que conducen muy mal, y los califican con un 5, mientras que los jóvenes se hacen acreedores a un aplazo. De acuerdo con este relevamiento, la mitad de los encuestados dijo que a la madrugada pasa los semáforos en rojo y el 74% no se detiene si ve un cartel que dice “Pare”. Sólo un 15% fue multado por las infracciones que cometió. Las estadísticas de la Dirección de Tránsito municipal indican que el 77% de los choques suceden fuera del centro.

Una psicóloga experta en tránsito señaló que la mayoría de los conductores conoce las leyes de tránsito. “Así y todo en la Municipalidad capitalina se hacen 10.000 multas por mes. La transgresión es constante porque para el tucumano la prioridad no es cumplir con las disposiciones, sino sus propias necesidades. Por una cuestión cultural, viven cuestionando y reinterpretando las normas”, dijo.

El presidente de la fundación Conciencia al Volante indicó que si un padre instruye a su hijo, como sucede en otros lugares, este deberá hacerse responsable legalmente de lo que su hijo haga al volante durante un tiempo determinado. “De igual manera, también las escuelas de manejo y los instructores particulares deberían conformar un sistema regulado y ser obligatorios”, dijo.

En enero pasado, la responsable de la guardia del Hospital Padilla señaló que si se respetan las normas y la gente se cuida más, tanto cuando maneja como cuando está en su casa o trabajando, seguramente habría una disminución en la cantidad de accidentes y descendería el número de personas que tienen que ser hospitalizadas, sobre todo en los casos se producen por incultura vial y por la falta de sanciones ejemplificadoras, ambas responsabilidades de la autoridad. En otras ocasiones, hemos señalado que la licencia de conducir debe otorgarse tras haber efectuado un curso exigente en materia vial que incluya evaluaciones eliminatorias, estas deberían repetirse en la renovación del carnet porque una buena parte de los infractores son los que actualmente manejan. Las multas deberán ser abultadas. Por ejemplo, en Córdoba, pasar un semáforo en rojo puede costar hasta más de $13.000. Si la autoridad sigue siendo permisiva, difícilmente se podrá corregir una mala costumbre, y esta falta de respeto por la vida ajena y la propia puede terminar en dolor y tragedia.

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