En El Chañar el cordón cuneta aún es ilusión

Visto en una imagen satelital, la localidad de El Chañar (Burruyacu) parece un pequeño triángulo ubicado entre la ruta provincial 304 y los cañaverales. Visto de cerca, es un pueblo terroso de casas sencillas. El asfalto es un bien escaso, que cubre pocas de las 40 cuadras del lugar: las que están ubicadas cercanas a la plaza principal. El resto de las calles son de tierra. Cuando pasa tiempo sin llover, el polvo reina en el aire. Y a la menor tormenta, dicen allí, andar a pie o en vehículo se transforma en una travesía.

El Chañar es una de las comunas que alberga obras de cordón cuneta -un paso previo al asfalto- inconclusas del plan nacional “Más Cerca”, lanzado en 2013.

De acuerdo con un informe oficial de la Nación, estaba proyectada la concreción de dos iniciativas que suman 10.000 metros, que se distribuirían en calles del pueblo y de Macomitas, un paraje que depende de la administración comunal. Según el documento, la obra de 6.000 metros avanzó hasta el 70%; la de 4.630, sólo el 25%.

Detalla que, en el primer caso, se habrían transferido a las cuentas de la comuna $ 1.676.268 de un total de $ 1.680.000; en el segundo, fueron girados $ 900.000 de un total de $ 1,8 millón (el 50%).

El comisionado actual, Ricardo Ferreyra (del partido oficialista Acción Regional), responsabilizó a su antecesor, Carlos Salazar (Frente para la Victoria), por la situación. Salazar discrepó con el informe y aseguró que las obras están más avanzadas. Las que no pudo concluir, añadió, fue porque se terminó su mandato o por la inflación.

Entre la tierra y el agua

“Cuando faltaba un tiempito para las elecciones, el delegado que estaba antes prometió el cordón cuneta. Lo comenzaron, pero como no ganó, no lo terminó”, lamentó Romina Ruiz, un ama de casa de 27 años que vive sobre el pasaje Catamarca, a pocas cuadras de la plaza principal de El Chañar. La canaleta y el reborde de hormigón se cortan abruptamente a mitad de cuadra, antes de llegar a su casa. La obra tiene una extensión de poco más de 50 metros. Los habitantes del lugar se congregaron para ir a la comuna y reclamar por la situación en varias oportunidades, entre el año pasado y este.

Brenda Banega, de 17 años, todavía recuerda que cuando llovía el agua que corría por la calle entraba intempestivamente al comedor de su casa. “Si llueve, se junta mucha agua y entra a todos lados. Pusimos un escalón de material y ya no pasa. Cuando comenzaron las obras nos ilusionamos, porque era una promesa de muchos años. Pero venían un día, otro no, y ahí quedó todo abandonado. No tenemos el cordón, menos vamos a tener pavimento”, se resignó.

Nicolasa Condorí, de 41 años, tiene una despensa y regalería que atiende tras las rejas de una ventana. Desde allí miró el cordón trunco y lamentó: “han dejado todo así el año pasado. A última hora antes de las elecciones querían hacer el cordón porque nos inundamos varias veces. Todavía estamos esperando que lo terminen”. Relató que durante las lluvias más copiosas, tienen que levantar las cajas con mercadería y ponerlas sobre sillas o mesas para evitar que se humedezcan.

Elba Ruiz, de 47 años, renegó porque dice que los días de lluvia los chicos de la zona no pueden caminar por la calle para ir a la escuela. “Los tenemos que sacar en moto o en bicicleta, por el barro y el agua. Siempre han prometido que harían la calle. Nunca hicieron nada. Por los chicos, queremos que esta obra se termine”, reclamó. En su casa hay varios niños que quedan a su cuidado porque su esposo y su hijo son cosecheros de limón.

“Mal e incompleto”

“Necesitamos que nos arreglen la calle. Llueve y es imposible transitar. Tampoco hay alumbrado. Hicieron mal e incompleto el cordón en la esquina y quedó peor. No vinieron el ex delegado ni el actual”, se quejó Norma Orquera, de 39 años que vive en una calle sin nombre a cinco cuadras del pasaje. Uno de sus cinco hijos padece hidrocefalia y trasladarlo con la calle en mal estado es una odisea. Primero tiene que sacar el coche y dejarlo en la casa de un familiar que está más adelante y después, volver para llevar al nene en brazos.

Los vecinos de un asentamiento de 36 familias que está sobre tierras del ex ferrocarril también pidieron que se arreglen las vías de El Chañar. “Este barrio se llama ‘Ampliación de la vía’. El delegado anterior nos puso nombre raro”, sonrió Beatriz Soraire, de 36 años. Se mantuvo seria el resto de la charla, indignada por las condiciones en las que viven. “Tratamos de legalizar nuestra situación gestión tras gestión. Queremos condiciones dignas para nuestros hijos. Nos prometieron mejorar la calle con adoquines y nada. Si no terminaron el cordón cuando había plata... Todo El Chañar se desagua para aquí, nunca planificaron nada. El cordón cuneta que hicieron (llega hasta antes del asentamiento) quedó enterrado porque está mal hecho. Vinieron funcionarios del Ministerio del Interior para comenzar con las gestiones. Esperamos sus respuestas”, expresó. Las casas ocupan una franja angosta de tierra entre dos fincas y los habitantes también suelen tener problemas por la quema de caña.

“Queremos tener una calle como cualquier barrio, que pase el basurero y que pueda llegar una ambulancia. Le pedimos al delegado que la enripie porque tengo mi hija discapacitada y el camión con oxigeno no puede llegar. Tiraron mucha plata haciendo política. Hasta mi familia recibió votos con plata. No puede ser que no podamos salir de aquí ni tener una casa mejor”, clamó Nancy Lorena, un ama de casa de 36 años. “Salazar era experto en promesas”, ironizó Eduardo Jarma, un carpintero de 37 años. “Cuando hicieron el cordón, a cada rato nos quedábamos sin agua porque pinchaban la manguera de agua. No mendigamos, pedimos lo que ellos tienen obligación de dar. Nosotros no podemos planificar y hacer una calle”, reflexionó.

Críticas 

“No sabemos cuánto dinero falta rendir”, aseguró el comisionado comunal

“Estamos con las cuentas en rojo porque no se rindió el dinero que llegó en la gestión anterior y las obras de cordón cuneta tienen menos avance del que se creía”, sostuvo el comisionado de El Chañar, Ricardo Ferreyra (Acción Regional).  Aseguró que está preocupado por la situación porque cuando presentó proyectos para obras -de alumbrado público y de pavimento- en la Nación le informaron que no podría conseguir financiamiento hasta que cierren las cuentas del “Más Cerca”. “Cuando llegué a la comuna sólo había un escritorio. No me dieron balances ni actas. No hubo traspaso”, afirmó Ferreyra. “No sabemos cuánto falta rendir. Cuando asumimos en octubre fui a ver la cuenta del ‘Más Cerca’ y días antes se habían sacado $170.000. No quedó nada”, lamentó. Expresó que en todas las comunas de Burruyacu que cambiaron de delegado hay problemas similares y expresó que la Provincia no puede solventar lo que falta por la situación económica. De la comuna dependen 12.000 habitantes de El Chañar (el 40% vive allí), Boca del Tigre, Fagalde, La Cañada de Alzogaray, El Naranjito, Mariño, Macomitas, San José de Macomitas, La Marta, Taco Palta, Taquello, El Espinillo y El Chañar Viejo.   

Cambio de gestión

“Doy fe de que la obra de los 6.000 metros está terminada”, aseguro el ex delegado

Carlos Salazar, ex delegado de El Chañar, detalló que recibió obras de dos etapas del plan “Más Cerca”. “La obra de 6.000 metros está terminada. Están mal los datos del informe de la Nación. Es del ‘Más Cerca I’, que incluía un pozo de agua y una red de agua. El chico es nuevo (por el nuevo delegado Ricardo Ferreyra) y entrevera todo. Doy fe de que está terminada”, aseguró. Los trabajos de 4.000 metros, explicó, son del ‘Más Cerca II’: “esos no se terminaron. Estábamos trabajando hasta agosto, que fueron las elecciones. Se hizo la primera parte y la certificación, del 25%. Mandaron plata para la otra parte, que se está haciendo. Me dieron $900.000. Faltaba el 50% de la obra cuando dejé el cargo. Ahora el delegado tiene que terminar lo que falta”. Desmintió no haber dejado documentación en la comuna y adujo que había “falta de comunicación” con el delegado actual. Aseguró que tampoco retiró dinero de las cuentas antes de irse. “Sacamos la plata a medida que íbamos haciendo las obras”, dijo. Salazar fue comisionado entre 1995 y 1999 y entre 2003 y 2015. Además, fue interventor durante algunos años. “Siempre hemos trabajado e hicimos obras como el CIC o la escuela nueva”, concluyó.