El fin de semana pasado se cumplieron 100 años de cuando se exhibió por primera vez la obra “Las señoritas de Avignon”. El 16 de julio de 1916, Pablo Picasso expuso en el Salón d’Antin de París una obra que marcó un antes y un después: no sólo porque inauguró una de las vanguardias más revolucionarias como fue el cubismo, sino porque hasta en la actualidad es motivo de estudio y de análisis bajo la mirada de diferentes corrientes postestructuralistas.
En la historia se cuenta que las señoritas eran, en rigor, prostitutas que el pintor había conocido y frecuentaba en Barcelona: en otras palabras, la escena no se situaba en Avignon, sino en un lupanar de Barcelona.
“Picasso quería romper de verdad y para siempre con la tradición, la manera de pintar académica, y sustituirla por la imaginación, el modelo mental. Hay una geometrización de las formas que antes no se producía, una esquematización, un gusto por el primitivismo y además descubre el collage, la técnica más revolucionaria del siglo XX y que ha llegado al XXI”, explica la catedrática española Lourdes Cirlot.
Pero además, la pintura plantea una nueva mirada, desde el propio deconstructivismo, lo que la hace ser contemporánea “avant la lettre”.
Picasso deconstruye la representación de la figura humana, al plantear los planos de los cinco desnudos de frente y de perfil, pero no como dos realidades distintas, sino como una sola: pero, a la vez frontal y lateral.
El cubismo, se sabe, no vivió más allá de 1914, y tuvo entre sus integrantes a Georges Braque, Robert Delaunay y Juan Gris, principalmente. Pero, sin duda, fue “Las señoritas de Avignon” la que hizo historia, con la genialidad de Picasso.
En la historia se cuenta que las señoritas eran, en rigor, prostitutas que el pintor había conocido y frecuentaba en Barcelona: en otras palabras, la escena no se situaba en Avignon, sino en un lupanar de Barcelona.
“Picasso quería romper de verdad y para siempre con la tradición, la manera de pintar académica, y sustituirla por la imaginación, el modelo mental. Hay una geometrización de las formas que antes no se producía, una esquematización, un gusto por el primitivismo y además descubre el collage, la técnica más revolucionaria del siglo XX y que ha llegado al XXI”, explica la catedrática española Lourdes Cirlot.
Pero además, la pintura plantea una nueva mirada, desde el propio deconstructivismo, lo que la hace ser contemporánea “avant la lettre”.
Picasso deconstruye la representación de la figura humana, al plantear los planos de los cinco desnudos de frente y de perfil, pero no como dos realidades distintas, sino como una sola: pero, a la vez frontal y lateral.
El cubismo, se sabe, no vivió más allá de 1914, y tuvo entre sus integrantes a Georges Braque, Robert Delaunay y Juan Gris, principalmente. Pero, sin duda, fue “Las señoritas de Avignon” la que hizo historia, con la genialidad de Picasso.








