Diversión con juguetes ajenos

Diversión con juguetes ajenos

De “La vuelta al mundo en 80 días” suele destacarse que todo debe suceder (y efectivamente sucede) en 44 minutos: ese es el tiempo que tiene el mayordomo Passpartout -mientras su amo Phileas Fogg duerme la siesta- para contar cómo ha conseguido rodear al planeta en un viaje lleno de graciosos accidentes. Pero la obra que el lunes se presentó dos veces en El Árbol de Galeano tiene una característica mucho más fascinante que la celeridad con que se desarrolla, y es la capacidad de su único intérprete (el clown Fernán Cardama) para desdoblarse en múltiples personajes, manipular preciosos juguetes antiguos, generar efectos de sonido y sostener un cómico hilo de la narración, todo al mismo tiempo y con éxito.

Para graficar el viaje que ha emprendido acompañando a su amo, Passpartout se vale de la vasta colección de juguetes de Fogg: un tren eléctrico, embarcaciones de lata y madera, muñecos articulados, un patito que baja de una pendiente... Y todo lo maneja como si tuviera más que un par de manos, y a esto le suma un vertiginoso relato salpicado de elocuentes expresiones faciales y distintas voces que representan a aquellos (personas y animales) a los que ha cruzado en diferentes países. Y todo, pese al ritmo acelerado, resulta claro, de a ratos disparatado, de a ratos conmovedor, siempre grato.

Así parecían entenderlo también los niños, que el lunes llenaron ambas funciones (en la última, incluso, hubo que ampliar la capacidad de la sala con más sillas) y que, sin saber acaso de la destreza que exige tanta tarea para el intérprete, celebraron con risas y expresiones de asombro una magia de 44 minutos.

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