La Eeaoc apuntaló el crecimiento de la citricultura

La Eeaoc apuntaló el crecimiento de la citricultura

Hernán Salas reseña la historia de la producción de limón en la provincia. Los precursores de la región.

POTENCIAL. La citricultura ha generado en los últimos ocho años más de U$S 5.000 millones, de los cuales el 60% corresponde a los derivados industriales. FOTO DE ARCHIVO. POTENCIAL. La citricultura ha generado en los últimos ocho años más de U$S 5.000 millones, de los cuales el 60% corresponde a los derivados industriales. FOTO DE ARCHIVO.
28 Mayo 2016
Nuevamente, la zafra citrícola está arrancando luego de la gran cantidad de días de lluvias que se dieron en el mes de mayo y que provocaron la paralización total de la actividad en nuestra provincia. Nuevamente la tradicional fruta cítrica tucumana podrá ser procesada en los empaques para ser destinada a los mercados internacionales. Es por ello oportuno comentar cómo fue el proceso para tener a nuestra citricultura en un importante lugar a nivel mundial, comentó Hernán Salas, coordinador del Programa Citrus de la Estación Experimental (Eeaoc).

La citricultura comercial en Tucumán se inicia a principios del siglo pasado. Desde sus inicios, la Estación Experimental Agrícola de Tucumán (hoy Eeaoc) recorrió, junto a los productores e industriales emprendedores, un largo y fructífero camino convirtiendo a la Argentina en el mayor productor mundial de limones. Y Tucumán es responsable de más del 80% de la producción nacional.

Los pioneros

Muchos fueron los técnicos e investigadores que dejaron su fuerte marca en este camino, tal es el caso de Enrique Schulz y de José Luis Foguet, por citar a ambos entre muchos otros. “Ellos introdujeron más del 90% de las variedades de portainjertos y copas que se cultivan en la actualidad (inclusive aquellos que permitieron sortear una temible enfermedad como la ‘tristeza de los cítricos’), responsable del empaque -desde donde partió la primera exportación de limones a Europa-, de la primera planta piloto para extracción de derivados industriales, de introducir técnicas de manejo cultural y sanitario, entre otras líneas de trabajo”, manifestó Hernán Salas.

“Esta actividad -afirma el profesional- fue la responsable de la generación de más de U$S 5.000 millones en los últimos ocho años para el Tesoro, y el 60% aproximadamente se debe a los derivados industriales (que involucra el 80% de la producción) y el resto, por limón fresco (20% de lo producido)”. Argentina es el primer exportador mundial de jugo y aceite esencial y el segundo en cáscara deshidratada. En los últimos 20 años, la producción de limones se duplicó en el país.

En cuanto a los destinos de las exportaciones de fruta fresca, Europa y Rusia acaparan más del 80%. Sin embargo, en los últimos cinco años, muchas empresas comenzaron a diversificar sus ventas, dentro de la misma Unión Europea: en Europa Central y en el Mediterráneo. Asimismo, se incrementaron las ventas a Canadá, Medio Oriente y algunos puntos de Asia. “La apertura de nuevos mercados y el mantenimiento de los actuales constituyen una herramienta clave en la sustentabilidad de la actividad. Con un marcado incremento de los costos que acompaña este proceso inflacionario, la exportación de fruta fresca generará las divisas necesarias para mantener la competitividad. La apertura de nuevos mercados o el mantenimiento de los vigentes exige un apoyo técnico y científico permanente, un trabajo permanentemente en la institución”, agrega Salas.

Mercados exigentes

Para Eduardo Willink, director de Disciplinas Especiales de la Eeaoc, la apertura de nuevos mercados, tanto a nivel internacional como nacional, está regulado por varios factores, entre los que se destacan las exigencias que establecen los países/regiones importadores a los exportadores, por tener estos últimos la presencia de plagas o enfermedades cuarentenarias (se entiende como tal a aquella que está ausente en una región o bien que estando presente es motivo de control oficial). La presencia de platas obliga al país/región exportador a someter la fruta a tratamientos cuarentenarios (ya sea por métodos físicos como frío, calor, irradiación, etcétera, o bien químicos como bromuro de metilo, fosfinas, etcétera, o la combinación de ambos).

Otra alternativa es la implementación de sistemas de mitigación de riesgos o “Systems approach”: un conjunto de medidas que se desarrollan en las fases de campo, cosecha, empaque y transporte, que ejecutadas de manera conjunta e independientemente entre sí garantizan la seguridad cuarentenaria.

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