Coldplay inició su gira mundial con un show caleidoscópico

La banda pop rock del momento hizo explotar el Estadio Único el jueves y el viernes en el lanzamiento mundial de “A head full of dreams”.

SUPERSHOW. Chris Martin y los suyos pusieron toda la energía para que los fans argentinos dieran un marco ideal para su lanzamiento global. SUPERSHOW. Chris Martin y los suyos pusieron toda la energía para que los fans argentinos dieran un marco ideal para su lanzamiento global.
Julio Marengo
Por Julio Marengo 03 Abril 2016
En La Plata no había lugar para nadie más. Desde el hotel más exclusivo hasta el hostel más barato tenía la misma respuesta: “nooo, todo reservado -y pagado- desde hace al menos un mes. Sí, por el recital”.

El recital era el de Coldplay, la banda británica que vino al país por última vez hace seis años, en febrero de 2010, y antes, en febrero de 2007, cuando agotó entradas en apenas cuatro horas de lanzadas a la venta. Ese era el contexto de expectativas en la capital de Buenos Aires, donde el único de tema de charla era el concierto que se avecinaba en el Estadio Único y que, además sería el inicio de la gira mundial del grupo liderado por Chris Martin.

Estreno global  

El jueves a la noche Coldplay presentó al mundo “A head full of dreams”, un álbum concebido principalmente para ser tocado en vivo, según el propio Martin. Con este regalo mutuo, para la banda y para Argentina, se limaron las asperezas de haber cancelado, en 2013, toda la gira por Latinoamérica.

Se entiende entonces la ansiedad de Chris, que quedó bañado en sudor apenas dos canciones de haber comenzado el show. Era su debut luego de haberse salteado el disco “Ghost stories”, que no acarreó gira ni buenas críticas. Era volver a los escenarios, y el cuerpo, la cara y la sonrisa de chico con regalo de Navidad lo sabían.

Dos horas bajo el agua

El show se esfumó en dos horas ametralladas por canciones de siete discos de estudio. Con tanta espera, el público hubiera querido algo más. Excepto quienes fueron al concierto el viernes, la segunda fecha, bañada por una lluvia de a ratos torrencial que no impidió que se volvieran a juntar 50.000 espectadores, tal como el jueves.

Después de un somnoliento paso por el escenario de Hana, y de la dulzura vocal de Lianne La Havas, argentina y británica elegidas como bandas soporte, pasadas las 21 apareció por fin Coldplay.

Si su cabeza está llena de sueños, como indica el nombre del disco, los estadios por los que transite quedarán llenos de color: continuando con el leit motiv visual de la banda, y también con el arte de disco del último álbum -que ha sido diseñado por una argentina-. La ambientación del espectáculo son las luces de colores, la lluvia de papelitos policromáticos y las pulseras equipadas con leds. El color está en todos lados en un show que busca mucho más la emoción que el asombro.

“A head full of dreams”, la canción que da nombre al disco, fue la elegida para abrir la gira mundial.

De inmediato Jon Buckland (guitarra principal), Guy Berryman (bajo) y Will Champion (batería, coros y segunda alma mater) pasa a los hits de los discos “Parachutes” (2000), “A rush of blood to the head” (2002), “X&Y” (2005) y “Mylo Xyloto” (2011).

Emoción y ternura

En el público no hay histeria sino emoción, que vira en ternura cuando el cantante intenta decir en español “esto estaba increíble” y otros mensajes dictados al oído por el baterista. Martin siempre está agradecido porque Argentina le dio todo el impulso que necesitaba para comenzar con su recorrido mundial.

El momento de pelos erizados llegó con “Politik”, protagonizada por la percusión e ilustrada en las pantallas con imágenes de bombardeos sobre pueblos aparentemente de Medio Oriente. Silencio reflexivo en el público y nuevamente la emoción.

Amarillo y sorpresa

“Yellow” fue la canción elegida para fundir en una única voz a todo el estadio platense pintado de amarillo.

La sorpresa fue ver a Barack Obama en la pantalla cantando el gospel “Amazing grace” en un templo metodista africano, en ocasión del funeral del pastor y senador demócrata estatal Clementa Pinckney, asesinado en junio de 2015 en una balacera en la iglesia de Charleston. La voz del presidente, confeso fan de Coldplay, entró en el último disco como interludio, previo permiso de la Casa Blanca.

Acústico y homenaje

Un bloque acústico e intimista llevó a toda la banda hasta a una de las esquinas del estadio, para agradecimiento de los espectadores que habían llegado al último. Era como un ensayo casero, en el que los músicos intercambiaron instrumentos y ayudaron a bajar algo la adrenalina hacia el final del show.

Antes había habido un homenaje a David Bowie con una versión propia de “Heroes”, que provocó un cerrado aplauso al ícono del pop mundial.

Ojos verdes

Elegida por una fan de la banda mediante un video subido a Instagram, “Green eyes” fue el tema que concluyó el bloque desenchufado. Coldplay había lanzado una convocatoria para que el público eligiera una canción, y cumplió con la promesa.

Un demostrativo y afectuoso público obligó a Martin y su banda a volver varias veces al escenario a decir adiós. “A sky full of stars” y “Up&up”, con todos los lásers en el escenario y las pulseras en las muñecas del público, fueron la encendida despedida de un show caleidoscópico.

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