La previa del recital de Rolling Stones en La Habana

La previa del recital de Rolling Stones en La Habana

Se espera un aluvión de extranjeros al campo de la ciudad deportiva de la ciudad.

RITMO CANCINO. La Habana cambiará su fisonomía habitual con la llegada de los Stones. LA GACETA / FOTO DE MIGUEL VELARDEZ RITMO CANCINO. La Habana cambiará su fisonomía habitual con la llegada de los Stones. LA GACETA / FOTO DE MIGUEL VELARDEZ
Estaba todo el día con lamentos. Decía que no tiene suerte "pa' ná. Es que no podrá asistir al concierto gratuito de los Stones en La Habana. Erick es cubano, pero vive en Miami, Estados Unidos, donde tiene a su esposa y una hija. Esta semana regresó a Cuba para ajustar la administración de su negocio. Desde hace tres meses está dedicado al alojamiento de turistas y debe supervisar la limpieza de las habitaciones y demás.

La administración de Raúl Castro levantó la persiana para que los cubanos pudieran administrar sus propios emprendimientos comerciales. Esa decisión política le permitió a Erick probar suerte en el rubro turístico. Antes había pasado por el periodismo, después saltó al teatro, pero se fue alejando con el tiempo hasta que en 2008 partió a México y luego a Estados Unidos. Erick es un hombre delgado, de 40 años, moreno y alto como un habano de tabaco. Se lo veía muy optimista con su negocio. Iba de un lado a otro intentando resolver que alguien se ocupara de cambiar las toallas de las habitaciones, de controlar que hubiera agua caliente todo el día, y demás cuestiones de mantenimiento.

-En Miami yo aprendí que el turista debe sentirse cómodo siempre, remarcó. Oye, a veces, me cuesta que los cubanos sigan el ritmo, porque no están acostumbrados; por eso tengo que estar en todo, detalló.

El alojamiento del emprendedor cubano está en el séptimo piso de un edificio añejo, muy característico de La Habana vieja. Con balcones y rejas de hierro forjado con formas estéticas. Derruído, pero se nota que alguna vez fue el más coqueto de todos. Tiene dos de las mejores ventanas en toda la ciudad. Desde una de ellas puede verse a la distancia el capitolio, a la derecha, y el malecón a la izquierda. Desde la otra ventana, puede verse la torre de la plaza de la Revolución. Sin embargo, para ver el rostro del Che Guevara hay que ir a la plaza, porque el alojamiento queda de espaldas a esa figura emblemática de La Habana.

La prostitución en las calles y el turismo sexual están a la orden del día en La Habana como en tantas otras ciudades como Buenos Aires, Salta y la propia Tucumán. Las jineteras y los travestis están en las calles, pero sin hacer alarde de su oficio. Más bien actúan como cualquier vecina de la vuelta. De noche, algunos puntos de wifi, se convierten en una suerte de zona roja. Los propios cubanos recomiendan a los foráneos que, de noche, salgan por la ciudad con un andar tranquilo, evitar los sitios con poca luz y las calles sin gente.

Lo que sí es complicado en esta ciudad es que algunos turistas vienen con la idea fija de encontrar a las más jóvenes de todas las jineteras. Tanto es así que en cada habitación, Erick pegó un cartel escrito en Word que dice en español y en inglés (para que no queden dudas):

Reglas internas.
Aquí no está permitido.
Drogas.
Animales.
Ingresar con menores de edad.

El combate al turismo sexual es fuerte. Un cubano puede llegar a perder su casa si la policia encuentra que a ese sitio fueron un turista y una menor de edad. Por eso, Erick contrató a un empleado de seguridad para que chequee en el turno noche que nadie pueda saltarse las reglas internas.

Erick no podrá ir al recital Stone, previsto para las 20, porque debe regresar a Miami. Ya tiene la reserva del pasaje.

-Es que, ese día, mi niña cumple dos años, decía lamentándose por la coincidencia. Qué va, chico, los Stones, gratis, en La Habana, pero mi mujé me va a regañá, agregó.

Erick partirá del aeropuerto José Martí desde la terminal 2. Esa es la única terminal que pueden usar los cubanos. En cambio, para vuelos internacionales, los aviones aterrizan en la terminal 1. El avión saldrá a las 14 y aterrizará apenas 40 minutos después en Miami. Para ese tramo, el pasaje cuesta 450 dólares.

Cuando Erick se suba al avión, los más fanáticos rollingas empezarán a ingresar al campo de la ciudad deportiva de La Habana. Buscarán la mejor ubicación. Los organizadores anunciaron que a las 14 se abrirá el acceso al público. Se calcula que habrá tanta, pero tanta gente que tienen previsto habilitar varias pantallas gigantes en distintos puntos del campo. La idea es que nadie se pierda la posibilidad de ver a los legendarios músicos.



Las autoridades recomendaron al público que asista con su propia vianda de alimentos y agua, porque la venta en las afueras del campo no será suficiente para tanta cantidas de personas.

En la víspera del concierto seguían llegando turistas fanáticos de la banda inglesa; en especial en vuelos desde Estados Unidos, México y España.

Toneladas de equipos llegaron el lunes a la isla. Desde ese momento, comenzaron a montar el escenario y la estructura de iluminación. Los periodistas locales y foráneos mantendrán la misma acreditación que utilizaron para la visita de Barak Obama.

-Eso se va a oír desde mi casa, dice la colega cubana Yimel Díaz Malmierca del semanario "Trabajadores". Y eso que yo vivo a seis kilómetros, explica en medio de las risas.

El show gratuito será un acontecimiento para Cuba y tendrá repercusión internacional. Los Stones anunciaron que aquí cerrarán su gira (que en pleno verano pasó por Argentina). Además, en La Habana grabarán todo el concierto para dejarlo registrado en un documental.

Los Stones tienen preparado un regalo especial para el cierre del show. El Instituto Cubano de la Música anunció algunos detalles del espectáculo. Según pudimos constatar, los artistas invitaron al coro cubano, llamado "Entrevoces", integrado por 24 coreautas. Ellos compartirán el escenario para cantar con los Stones "You cant always get what you want", una canción compuesta a dúo por Mick Jagger y Keith Richards. Toda una señal y un símbolo político de los músicos para los cubanos en los nuevos vientos que soplan.

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