De a poco y con sus características remeras negras, cientos de fans de Carlos "Indio" Solari se concentraron en una estación de servicios frente al Parque 9 de Julio para emprender el que suponen será un inolvidable viaje. ¿El destino? Una nueva "misa" del Indio Solari. En Tandil, mañana a la noche, a 1.500 kilómetros de San Miguel de Tucumán.
"Es una misa porque escucharlo es religioso. Todos los problemas desaparecerán durante las 20 horas del viaje. No existirá nada más que él y nosotros durante el recital", confiesa Santiago, junto a sus amigos Nahuel, Elías y Joaquín. Con ellos también viajarán sus mochilas y conservadoras repletas de hielo y bebidas.
Es imposible ocultar tanto entusiasmo entre los fans. Como goteras, llegan autos y motos con más fans. Otra vez las remeras negras con la imagen inconfundible del Indio. Pelado y de lentes negros.
"En este film velado en blanca noche
el hijo tenaz de tu enemigo
el muy verdugo cena distinguido
una noche de cristal que se hace añicos.
No lo soñé -¡ieee-eeeeh!..."
Se escucha parte de la letra del clásico "Ji ji ji" en un celular y algunos lo tararean, imaginando que cuando lo canten en Tandil (se espera una asistencia cercana a las 100.000 almas) lo harán en medio del "pogo más grande el mundo". "No veo las horas, hice todo el esfuerzo para reunir los $ 3.000, que son la suma de pasaje, entrada y unos pesos para bebida y comida", cuenta Fernando, un estudiante universitario.
A unos metros, Marcelo Gómez, de 17 años, está junto a Norma, su mamá. Con mirada de preocupación, reconoce: "tuve que pensarlo para darle permiso para su primer viaje largo y sin la compañía de un familiar; además, es mi único hijo. Pero es un buen estudiante y se lo merece. Yo estaba a punto de ir pero por un problema de salud decidí no viajar". Marcelo, con cara de felicidad, agrega: "me hubiera encantado que ella estuviera conmigo pero eso igual no baja mi ansiedad".
Cynthia Méndez y Daniel Manizagua viven juntos en Villa Alem y se reconocen como "muy seguidores" del Indio. Tienen un nene de seis años, Nicolás, al que dejaron con un familiar y que ya se sabe algunas letras. "En nuestra casa se escucha sólo rock nacional, Los Redondos y el Indio, sobre todo. Nos encanta que Nicolás ya cante sus temas", dice Cynthia, quen trabaja en un supermercado y tiene "un jefe buena onda" que le dio permiso.
Sebastián y Enrique tienen el aplomo de la experiencia. Para el primero será la quinta misa y Enrique ya perdió la cuenta. "Arranqué con los recitales de Los Redondos en los 90', y no me perdí ninguno; imagináte. Espero queno se acaben", le dice a LA GACETA. Pese a ello, muestran con orgullo "el trapo" (la bandera) que los acompañará y que piensan mostrar durante el recital.
A las 11 en punto llegan dos colectivos y el entusiasmo explota. Se llenan en un abrir y cerrar de ojos. Pura adrenalina. Esta imagen se repetirá en 10 lugares de la provincia, al menos. Se calcula que partirán desde Tucumán alrededor de 20 colectivos. A las 12, los motores se encienden y los corazones quieren salir de las remeras negras. Arrancan. La misa los espera y desean que no sea la última.