
TALENTO TRABAJADO. Lila Downs interpreta canciones comprometidas.

Los ojos de Lila Downs miran fijos hacia el frente en la portada de su último disco, “Balas y chocolate”, nombre también de la gira que realiza por el mundo y que la llevará mañana a Salta, donde actuará en el Teatro Provincial. En la foto está ataviada con ropa típica mexicana, que incluye un gran sombrero característico de los campesinos de esa nación, y con el pelo trenzado.
Esa mirada encierra determinación, firmeza y convicción, tres características que la impulsaron a la primera línea de la música latinoamericana. La artista es poseedora de una voz potente y magnífica, pero tan importante como esas cualidades lo son las elecciones que fue y va haciendo en su vida, comprometida con las causas sociales y la defensa de los derechos humanos.
Desde el respeto a su propio origen hasta tomar los riesgos que subyacen en toda fusión de géneros musicales, esta mexicana hija de la india mixteca, Anastasia Sánchez y del profesor universitario y cineasta estadounidense Allen Downs, se aventura en cada producción a un territorio nuevo e inexplorado, del que LA GACETA intenta conocer algunos rasgos en la entrevista que le realizó por correo electrónico.
- ¿Qué cambió de la artista de “Ofrenda”, tu primer disco, a la de “Balas y Chocolate”?
- En convicción nada; en años algunos han pasado. Musicalmente me ha interesado más conocer la música de otros países latinoamericanos y no he perdido la fe en la humanidad.
- Tu voz tiene un virtuosismo envidiable, pero no se queda en el goce estético, sino que las canciones que interpretás tienen fuerza social y política. ¿Por qué elegiste ese camino?
- Recuerdo que tenía que elegir en un momento de nuestra primera grabación, y pensé en lo importante de las lecciones de la vida como mujer, como hija de tres culturas que se odian y se quieren. Creo que es parte de la escénica de mi existencia.
- ¿Cuánto de tu arte y de tu compromiso vienen de la cuna y de tus padres?
- Mi padre era un artista, biólogo y cineasta y supongo que al siempre tener estudiantes en nuestra casa, hubo una influencia muy grande. De parte de mi madre, creo que es la que me enseña a ser comprometida con mi raíz indígena y ser verdadera a lo que significa ser mexicana.
- ¿México es muchos países en un mismo territorio?
- Hay mucho Méxicos y es maravilloso como lo apreciamos y convivimos; pero, al mismo tiempo, es un lugar complejo por nuestra historia prehispánica y también por el mestizaje.
- ¿Te gustaría repetir la experiencia de “Raíz”, el trabajo con Niña Pastore y Soledad Pastorutti?
- Supongo que algún día nos volveremos a encontrar.
- ¿Cuáles son los “Pecados” y cuáles los “Milagros” que te marcaron, como llamaste a uno de tus CD?
- En mi pueblo, ser mujer sin hombres pudo ser un pecado, pero yo lo volví un milagro. Y el milagro más grande de mi vida ha sido encontrarme con mi hijo Benito y seguir creyendo en la vida.
- ¿Qué te aportó haberte recibido como antropóloga a tu vida artística? ¿Hay una mirada profesional especial que se vuelca en tus canciones?
- Creo que la introspección siempre la paso por un filtro cultural en el que, de alguna manera, pueda traducir los diferentes puntos de vista que yo conozco de la mujer maravillosa de mis mundos diferentes: uno es el pueblo; otros, es la ciudad, y un tercero, es lo indígena.
- ¿Cómo se logra ser una artista mundial sin perder la identidad y las raíces?
- No pienso en ser una artista mundial; pienso en lo que hace falta decir para lograr que volteen a mirar las cosas hermosas de la vida cotidiana que se nos olvidan por estar emborrachados con el trabajo.
- ¿Quiénes son tus referentes?
- Mercedes Sosa, Emiliano Zapata y Benito Juárez.
- ¿Qué importancia le das a haber ganado cinco premios Grammy ?
- Es un reconocimiento de la comunidad musical que respeta y toma en cuenta tus esfuerzos, y estamos muy agradecidos por ser tomados en cuenta.
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