El “puente de hierro” es la boca del lobo para los motociclistas de la zona este

Delincuentes violentos y armados aprovechan la oscuridad del lugar para emboscarlos

ZONA PELIGROSA. Los delincuentes lo eligen por la poca luz y la posibilidad de usar la ruta como vía de escape rápido. la gaceta / fotos de héctor peralta ZONA PELIGROSA. Los delincuentes lo eligen por la poca luz y la posibilidad de usar la ruta como vía de escape rápido. la gaceta / fotos de héctor peralta
24 Febrero 2016
Cualquier persona que vaya desde la capital tucumana hacia el aeropuerto Benjamín Matienzo puede divisar el “puente de hierro” con sólo mirar a la izquierda después de dejar atrás el puente Barros. De lejos parece una zona inofensiva. Sin embargo, al acercarse por la ruta alternativa, se tiene la impresión de que es un lugar propicio para un asalto.

La poca luz en el lugar y las enormes malezas de los costados de la ruta son perfectos escondites para delincuentes mientras esperan a sus víctimas. La ruta les permite a los malvivientes un escape rápido. Los robos más comunes son a motociclistas, que a punta de pistola entregan su rodado y deben emprender el regreso caminando. En los últimos meses, el este tucumano se convirtió en la zona más peligrosa para los que conducen motos.

Según las denuncias que llegaron a las dependencias policiales, los motociclistas en esa zona son interceptados por cuatro sujetos violentos y armados que se mueven en dos motocicletas grandes. Con golpes y amenazas hacen parar a sus víctimas, preferentemente mujeres. Uno de los cuatro delincuentes toma la moto de la persona que pasaba por ahí y los cuatro escapan en las tres motos a toda velocidad por la ruta.

Víctimas

Para llegar a la casa de Graciela Dauria es preciso transitar una calle de ripio con piedras que son el terror de los neumáticos, y bien lo puede atestiguar el automóvil que llevó hasta ahí al equipo de LA GACETA. La gente que vive en la zona, en casas humildes, prefiere la moto como forma de transporte. En dos ruedas es más fácil transitar por esta calle, y más económico. Frente a un cañaveral y cerca de un canal, vive Dauria, una de las víctimas de los delincuentes del “puente de hierro”. Sin ir más lejos, el mismo día que sufrió el robo de su moto, algunas horas después un hombre de Macomitas (Burruyacu) denunció un robo similar: cuatro delincuentes armados le robaron la moto.

“El robo fue como a las 11 de la mañana. Volvíamos con mi hijo de 16 años de hacer unas compras. Sabemos que esa zona es peligrosa pero a esa hora creímos que no habría peligro. Cuando pasamos por ahí, nos alcanzaron cuatro hombres en dos motos grandes y nos hicieron parar. Uno de ellos se bajó y le dio una patada en la espalda a mi hijo para que bajáramos. Después me mostró un revólver y me dijo que le diera la llave”, cuenta la víctima.

La impunidad con que se manejaron los delincuentes se refleja en su vestimenta. “Ninguno tenía la cara cubierta. Yo sólo vi a uno, morocho y con la cara como con marcas de viruela. No era muy alto. A los otros no los quise ver por miedo. Por ese lugar no pasamos más”, añade. Cuando los malvivientes huyeron, madre e hijo empezaron a caminar hasta que un vecino carrero los vio y los llevó.

Por el miedo que les generó la situación, la familia perdió dos motos: la que les robaron y la que no quieren usar para evitar que se las roben. “Están robando muchas motos en esta zona. Todos conocemos a alguien que le pasó”.

En consonancia con el robo de motos en la zona este, ayer se denunciaron tres robos más. Dos fueron en Alderetes y fueron similares: a las dos víctimas las abordaron dos sujetos armados. A Walter Aparicio lo amenazaron con una pistola y a Emanuel Gallardo con un cuchillo. En La Florida, a José Aparicio lo amenazaron con armas de fuego cuatro sujetos que se movilizaban en moto.

Nancy del Carmen es pariente de Graciela y viven en la misma calle. Ella vivió una situación similar, pero en el puente Barros. Por suerte pudo evitar que se llevaran su rodado.

“Venía con mi hija en la moto cuando dos personas me tironearon el bolso. Uno de ellos nos pateó para que nos cayéramos pero pudimos seguir en pie y salir de ahí. A 20 metros de todo esto había policías tomando gaseosa. No se les movió un pelo con lo que pasó, y eso que la gente que pasaba en autos empezó a tocar bocina. Cuando les grité vinieron caminando despacito. Los delincuentes dieron la vuelta al puente y se escaparon. La inseguridad es total en la zona”, comentó Nancy.

“En todos lados”

Una fuente policial de la comisaría de Ranchillos relativizó la peligrosidad del “puente de hierro” pero reconoció que el robo de motos es uno de los mayores problemas que tienen. “La verdad es que ese lugar no es más problemático que otros. Están robando motos en todos lados”, confesó.

Por otro lado, rechazó que efectivos policiales no ayudaran a Nancy del Valle. “Nadie va a dejar de auxiliar a una persona. A veces las víctimas en su enojo se la agarran con la Policía”.

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