Las marcas de una artista a la que quisieron exterminar

Charlotte Salomon y la extrañeza frente a un mundo que se despedaza

TRÁGICO EXISTIR. Charlotte Salomon se exilió a Francia durante el nazismo y fue “deportada” a Auschwitz. Murió, embarazada, a los 26 años TRÁGICO EXISTIR. Charlotte Salomon se exilió a Francia durante el nazismo y fue “deportada” a Auschwitz. Murió, embarazada, a los 26 años
21 Febrero 2016

Novela

CHARLOTTE

DAVID FOENKINOS

(Alfaguara – Buenos Aires) 

Hay relatos que reclaman un ritmo propio y único para ser contados, como si fuera necesario darles a las palabras una nueva respiración. En Charlotte, cada párrafo se condensa en una línea de texto; cada frase es una imagen contundente que conduce al lector, como en una escalera que desciende, hacia lo ominoso de la historia en una vida.

Charlotte Salomon nació en Berlín el 16 de abril de 1917, y la muerte atravesó toda su vida, “aprendió a leer su nombre en una tumba”. Miembro de una familia cuyos integrantes apelan con recurrencia al suicidio, vive su juventud bajo el odio nazi, se exilia en Francia, para luego ser “deportada” hacia el fuego infame e imborrable de Auschwitz. Allí muere a los 26 años, estando embarazada de cinco meses.

La pintora Charlotte Salomon, por sobre la muerte, consiguió dejar marcas imborrables (pintora, en alemán, se dice Malerin, palabra que proviene del término Mal que significa “marca”) de su vida y de una época en su libro autobiográfico: Leben? Oder Theater? (¿La vida? ¿O el teatro?). En la conjunción de sus textos, sus pinturas y la música se intuye la extrañeza inquietante frente a un mundo que se despedaza.

Por su parte, el autor/narrador de Charlotte aparece en varias ocasiones, se pregunta cómo debe ser escrito el relato: “¿Debía incluirme en él?”. Así, decide participar en el libro como protagonista e investigador, anuncia la escritura como una búsqueda entrecortada por los silencios de cada frase: “Sentía la necesidad de poner punto y aparte para respirar. / Entonces caí en la cuenta de que había que escribirlo así”. Establece lazos entre los sucesos históricos y la ficción; reescribe la vida de Charlotte para sacar presencias del olvido. Relee frases de Charlotte, observa fotografías suyas, mira de nuevo sus pinturas, recorre los lugares por los que ella anduvo, conversa con personas en las que perduran los recuerdos.

En el trazo de esas frases breves, fragmentos de un poema para siempre inconcluso, las ausencias se hacen presente.

© LA GACETA

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Máximo Hernán Mena


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