Santa Ana, el último campeón de la vieja Liga

El equipo de la localidad sureña se alzó con la Copa Tomasi, que se disputaba desde 1915, al derrotar a Independiente por 6 a 0, en una jornada de intenso calor. Por Manuel Riva.

CHALET SANTA ANA. Los festejos por el triunfo del equipo local, que jugó en la cancha del ingenio, deben haber repercutido en la elegante casa. CHALET SANTA ANA. Los festejos por el triunfo del equipo local, que jugó en la cancha del ingenio, deben haber repercutido en la elegante casa.
16 Enero 2016
Corría el año 1871 cuando Vicente López, hermano del gobernador de aquella época, Belisario López, y administrador de la finca Santa Ana, decide fundar una villa con el mismo nombre dentro de la propiedad. La villa fue creciendo, al poco tiempo ya tenía iglesia y varias viviendas, pero el gran salto ocurrió unos 20 años más tarde cuando el empresario Clodomiro Hileret adquiere la finca y funda el ingenio del mismo nombre.

El industrial de origen francés, nacido en Poitiers en 1850, convierte el ingenio en el más poderoso, vasto y organizado del país. Hileret muere en 1909 pero dos años antes se funda el Club Atlético Santa Ana, como parte de la ola de interés que se manifiesta por el fútbol a lo largo de las vías del ferrocarril y que a su paso genera la creación de instituciones dedicadas a ese deporte.

Según LA GACETA del 23 de enero de 1919 apenas fundado el ingenio algunos comerciantes fueron a establecerse sobre el camino que une la fábrica con la estación del ferrocarril y como a dos kilómetros más o menos de aquella con el propósito de proveer a las peonadas (...) de la “villa vieja” como comenzó a llamarse desde entonces a Santa Ana a pesar del escaso número de años que contaba de existencia. Esta es parte de la historia comercial del lugar, pero la mayor alegría popular se produce el 3 de enero de 1926 cuando la villa cumple apenas 55 años, y Santa Ana se corona campeón del fútbol tucumano de 1925.

Ese día, en una intensa jornada de calor y en un horario desusado para hacer deportes, el mediodía, los “ingenieros” golean a Independiente 6 a 0 y obtienen la Copa Tomasi, que hace disputar la Liga Tucumana desde 1915. Como una oscura treta del destino este es el último certamen que haría disputar la Liga, que se desarticula en 1926 y queda solamente la Federación, que se había creado en 1919.

Ante de remitirnos a contar algo sobre el partido tomamos de la crónica de nuestro diario del 4 de enero de 1926 el relato sobre el viaje de los “rojos” hasta el sureño ingenio Hileret, como se le decía entonces: trasladó su equipo en el primer tren de la mañana y fue así que debió efectuar el match en plena canícula, es decir a mediodía mismo, cuando más fuerte era el calor sofocante en el ingenio HIleret. Realmente es necesario que cuando haya de efectuarse un encuentro de tal importancia no se proceda con tanta precipitación y se designen esos encuentros de modo que puedan realizarse o por la mañana o por la tarde, pero nunca a mediodía, cuando humanamente hablando es imposible realizar bregas de esa naturaleza, sobre todo, si un team que va de esta (capital), llega a las 11.30 para entrar al field a las 12 sin almorzar, sin tener el menor descanso que restablezca un tanto a los jugadores. También pide cordura para no hacer jugar encuentros de fútbol en enero bajo la canícula tropical de Tucumán.

Ahora vayamos al desarrollo del juego. A las 12 en punto el juez Juan Josso hizo comenzar el juego. Los equipos ingresan a la cancha. Los locales formados con: Reyna, al arco; Centeno y Juárez en el fondo; en el medio campo estaban Alaniz, Carrizo y A. Toledo; y en el ataque, Avayay, Saracho, Andrade, H. Toledo y Valenzuela. Mientras que Independiente formó así: Güemes en la valla; en la defensa, Segovia y A. Ramírez; Narváez, Vides y Córdoba en el medio juego; como delanteros: E. Ramírez, Lobo, Corbalán, Caporaletti y Caro. Los primeros minutos muestran en mejor forma a los “ingenieros” y la visita no cuenta con un equipo en condiciones para esta lid. La resistencia dura 15 minutos. Andrade bate a Güemes a los 16 minutos. Aunque los “rojos” tratan de recomponerse y tienen algunas jugadas de peligro que no pueden ser concretadas. A los 27 minutos Saracho anota el segundo tanto local y esto derrumba a la visita. Tres minutos más tarde A. Toledo marca el tercer tanto. A los 34’ Saracho vuelve a ser protagonista con el cuarto tanto. Se iba el primer tiempo y a los 44’ H. Toledo deja el marcador 5 a 0 en favor del dueño de casa. Ante lo abultado del resultado, el agotado conjunto de Independiente poca resistencia opuso y sólo se limitó a evitar un “score” más subido, dice LA GACETA. Con el partido bajo control, Santa Ana se limita a jugar sin presiones. A los 25’ del segundo tiempo Saracho pone las cifras finales al encuentro. Llega el pitazo final y la alegría inunda todo el pequeño estadio ubicado en las instalaciones del ingenio. Y desde allí se extiende a toda la ciudad, que vive una fiesta por largas horas mientras que la campana repica con la misma alegría del pueblo.

El comentario del partido de LA GACETA señala como causa de tanta asimetría en el juego: el equipo de Santa Ana presentado en la plenitud de su forma, frente a la indiscutible inferioridad del “once” rojo. Mientras el primero integraba su escuadra con lo mejor de sus hombres, Independiente se presentó descompaginado con la ausencia de Carabajal Posse, Montenegro y Salazar, tres elementos que hubieran contribuido grandemente a la reforma del cuadro.

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