“Venimos juntando dolor desde hace 16 años”

En un nuevo aniversario de la tragedia de Camboriú, familiares de las víctimas piden castigo a los culpables y el pago de una indemnización

RECLAMO. Los familiares de la tragedia de Camboriú dice que en 16 años sin justicia solamente juntaron dolor.  la gaceta / foto de antonio ferroni RECLAMO. Los familiares de la tragedia de Camboriú dice que en 16 años sin justicia solamente juntaron dolor. la gaceta / foto de antonio ferroni
13 Enero 2016
Recortes del diario, fotos de los seres queridos que ya no están y un par de afiches realizados en algunos de los aniversarios del accidente vial ocupan casi por completo la mesa de la sala de la redacción de LA GACETA elegida para realizar la entrevista. En los rostros de los familiares de las víctimas de la tragedia de Camboriú, de la que ayer se cumplieron 16 años, sigue reflejándose el sabor amargo de la injusticia.

“Venimos juntando dolor desde hace 16 años y la justicia permanece ausente, porque los responsables siguen impunes y nadie se acuerda de las víctimas”, justifica María Delia Robles, quien el 12 de enero de 2000 recibió la dura noticia de que su hija, Irma Alderete, de 29 años, había muerto en un accidente en Brasil. Irma es una de los 39 tucumanos que perdieron la vida cuando un colectivo de la empresa “Giménez Viajes” que había salido de Tucumán volcó y fue embestido por otro ómnibus pocos kilómetros antes de llegar a la ciudad balnearia de Camboriú.

El chofer del micro, Víctor Hugo Jaime, fue condenado en Brasil y el juez federal de Tucumán, Daniel Bejas, avaló su extradición. Según la sentencia, el chofer circulaba a 80 km/h en un sector en el que la velocidad máxima permitida es de 40 km/h. Sin embargo, las familias de las víctimas y los sobrevivientes de la tragedia aún esperan respuestas de la Justicia en nuestro país, donde no hay condenados por el hecho ni se pudo avanzar con un resarcimiento financiero a los damnificados.

“Es injusto que hayan pasado tantos años sin que la Justicia local condene a nadie ni que se cumpla con el resarcimiento a las familias, que ni siquiera pudimos percibir el dinero del seguro, porque nadie se hizo cargo”, planteó Norma Alderete, hermana de Irma, quien viajaba junto a su pareja, Gustavo Suárez, también fallecido en la tragedia. La mujer recordó que en mayo del año pasado la Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán dictó una sentencia en la que le ordenó a la Superintendencia de Seguros de la Nación que se encargue de pagar el resarcimiento económico a los familiares de las víctimas y a los sobrevivientes. Esa erogación debía ser afrontada por la compañía aseguradora “La Economía Provincial”, que fue liquidada tras la tragedia. Sin embargo, Alderete aclaró que “el Estado apeló y el caso quedó en manos de la Corte Suprema de la Nación”. “Sabíamos que el monto que le iba a corresponder a cada familia era de $5.000, una suma ridícula, por lo que supuestamente iba a ser actualizado el monto. Pero como ahora todo quedó en manos de la Corte, tendremos que seguir esperando. La verdad es que ya tenemos muy poca fe en la Justicia”, se quejó Alderete.

Sin culpables

María Marcial, madre de Santiago y de Pablo Quintero, ambos sobrevivientes de la tragedia, perdió en el accidente ocurrido en el año 2000 a su hermana, Irma (tenía 49 años), y a su sobrino, Javier Ale (18). La mujer se quejó por el hecho de que “los dueños de la empresa Giménez Viajes siguieron con su vida y sus actividades comerciales normalmente, como si nada hubiera pasado, sin que la Justicia les caiga encima. Nosotros, en cambio, seguimos esperando que alguien se acuerde de las víctimas y de los sobrevivientes, que quedaron con lesiones físicas y psicológicas”, agregó.

Silvia Alderete, otra de las hermanas de una de las víctimas, dijo que también sufrieron “por la ausencia total del Estado durante los últimos 16 años, en los que ningún Gobierno hizo nada”.

La mujer agregó: “esperamos que con este nuevo Gobierno las cosas cambien y la Superintendencia cumpla el fallo dictado por la Cámara Federal. Esa es nuestra única esperanza”, resumió.

Por su parte, Pablo Quintero, (tenía 13 años cuando sobrevivió al accidente), recordó que venía durmiendo cuando lo despertaron los gritos de dolor de los demás pasajeros, cuando el colectivo daba tumbos. “Me agarré fuerte de los apoyabrazos, sentí un fuerte impacto, que fue el del otro micro que nos embistió. Después me desmayé. Sufrí una fractura expuesta en el brazo derecho, que nunca pudo recuperar su movilidad total, y politraumatismos”, señaló. El joven, que hoy tiene 29 años, aseguró que la peor secuela del accidente la siente por las noches y cuando viaja. “Nunca más volví a dormir tranquilo y hasta el día de hoy sufro temor cada vez que viajo en colectivo”, relató. Quintero sostuvo que su mayor deseo “es que se conozca la verdad de lo que ocurrió y que los culpables reciban un castigo, tanto de parte del chofer, como de la empresa”.

Los familiares de las víctimas de la tragedia hicieron oficiar anoche una misa en La Merced para recordar a sus seres queridos.

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