Tu pelo puede hacer feliz a alguien que la está pasando mal

Tu pelo puede hacer feliz a alguien que la está pasando mal

Sofía Navarro decidió dejarse crecer el cabello y luego se cortó 30 centímetros: una trenza que sirvió para hacerle una peluca a una niña con cáncer. “Son caricias al alma”, dice un experto

FELIZ. Después de llevar su pelo a la sede de Ricitos de Oro, en San Juan al 1.700, Sofía recibió un certificado de agradecimiento. Gentileza rizitos de oro. FELIZ. Después de llevar su pelo a la sede de Ricitos de Oro, en San Juan al 1.700, Sofía recibió un certificado de agradecimiento. Gentileza rizitos de oro.
20 Diciembre 2015
“Hace un tiempo una prima que vivía en el exterior me contó que había donado pelo para mujeres que sufrían cáncer. Eso me quedó grabado. Pensaba en las niñas, que además de todo el sufrimiento que padecen, se ven al espejo y están ahí, sin cabello, sin poder lucir ni una vincha ni nada. Todo me daba vueltas en la cabeza”. Así arranca la entrevista Sofía Navarro.

Cuando decidió que iba a regalar su pelo para pequeñas que están en tratamiento oncológico su cabello todavía no tenía el largo suficiente. Tuvo que dejarlo crecer durante varios meses. Cuando ya estaba debajo de la cintura, se hizo una trenza y fue a buscar una peluquera.

“Tenía más de 30 centímetros para donar. Me recomendaron que lo llevara a la ONG Ricitos de Oro, adonde hacen pelucas para las niñas”, detalla Sofía, que tiene 25 años y es estudiante de Ingeniería Química. Nació y se crió en León Rougés, al sur de la provincia, aunque ahora se mudó a la capital para poder hacer su carrera universitaria.

Si bien al principio Sofía se sentía un poco rara porque nunca había tenido el pelo a la altura de los hombros, el solo hecho de imaginar a una pequeña con su cabello la ponía feliz. “Me encantaría conocerla. Pero si no se da no importa. Saber que puedo ayudar a alguien a sentirse mejor en un momento triste me reconforta. Por eso, lo volvería a hacer una y otra vez. De hecho, estoy dejándome crecer otra vez el pelo para donarlo”, confiesa.

“Hay muchas maneras de ayudar. Solo basta con interesarse en el otro”, resume la joven, que recibió un diploma después de haber donado su cabello. La mayoría de quienes donan cabello en la ONG Ricitos de Oro son jóvenes y niñas.

Para poder armar una peluca de pelo natural se necesita aproximadamente un kilo de pelo, lo que implica contar con varias donantes del mismo tipo y tono de cabello. Se pueden donar desde mechones hasta trenzas enteras. No importa si el cabello está teñido o cortado en capas.

Antes de cortarlo, el cabello debe estar limpio. Si el corte se hace en el hogar, se debe recogerlo o trenzarlo para poder guardarlo prolijamente en una bolsa, ya que lo importante es que ese pelo que se vaya a donar luego de cortado no se despeine.

El peluquero Jorge Ferré cuenta que la iniciativa de “Ricitos de Oro” es de Graciela Ani. Además de cabello se puede donar maquillaje, bijou y telas para hacer turbantes, aclara Ferré, que ha dictado varios cursos para que las pacientes con cáncer puedan aprender a embellecerse. “Recibir una peluca o que te maquillen para quienes están en tratamiento oncológico es una caricia al alma”, resalta.

Peluca terapéutica  

“Lloramos juntas cuando a mi hija se le empezó a caer el pelo por la quimioterapia. Sabíamos que era inevitable; ella estaba muy mal, muy deprimida”, cuenta Graciela, mamá de una adolescente de 13 años que se enfermó de leucemia linfática hace dos años.

“Cuando le regalaron la peluca le cambió la expresión del rostro, volvió a sonreír. Creo que fue terapéutica porque transformó su humor, volvió a salir a la calle, y dejaba que la visiten sus amigas”, recuerda la madre de la joven que, tras un año y medio de tratamiento, se ha recuperado.

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