SU PEOR MOMENTO. Ceballos falló en la final; ahora no dirigirá por un tiempo. tycsports.com/
Si justificarse infinitamente en el fútbol está de moda, allanarse ante un error y admitirlo, es una actitud que dejó de ser fabricada hace rato. Ayer por la mañana, al llegar de Córdoba, Diego Ceballos frenó una catarata de excusas de uno y otro bando, y reconoció haberse equivocado -aunque sea- al haber cobrado el penal para Boca ante Central, por la final de la Copa Argentina que ganó el “xeneize” 2-0. “Soy un ser humano y me equivoqué en el penal. Tengo que pedir disculpas”, dijo el árbitro.
Antes de eso, algunos jugadores e hinchas de Boca se escapaban de la vergüenza y encontraban comodidad en argumentos como estos: “nosotros también fuimos perjudicados”; “a River también lo beneficiaron en los cruces de la Sudamericana y la Libertadores pasada” o “es una revancha por la mano que no le cobraron a Eduardo Coudet cuando jugaba para River en la semifinal en 2004”.
Es cierto, Boca no tiene nada que ver con la bochornosa labor de Ceballos pero justificar su accionar con injusticias pasadas está de más. Ni Boca ni River deberían tener el tupé de sentirse víctimas de los árbitros, habituales “aliados” de la mayoría de los equipos grandes.
Del lado de Central, todo parece estar justificado por la emoción violenta que significó perder un título con dos goles viciados de nulidad pero también debería haber un mea culpa: Central no pudo hacerle un gol legítimo a Boca.
Porque si caemos contra Marcelo Aumente, árbitro asistente de Ceballos por el off-side que no le cobró a Andrés Chávez en el segundo gol, lo cierto es que acertó anulándole el primero a Marco Ruben, que no estaba adelantado pero Marcelo Larrondo sí y obstaculizaba la visión de Agustín Orión.
Después de tanta polémica, siempre será inevitable hablar de lo que puede ayudar la tecnología al deporte que más queremos. La discusión ya tiene ganado un terreno en el lugar común y cuesta entender por qué no se aplica. Nuevamente la justificación entra en escena: “le quitaría la esencia al fútbol. Hay que convivir con el error”, dicen los detractores. Más que convivencia, en nuestro fútbol sólo falta admitirlo.
PUNTO DE VISTA
Un escrache desmedido
Luis Valentín Barrionuevo - Integrante del Colegio de Arbitros de la Liga
El día que comprendamos que el árbitro no es una máquina y que tiene derecho a equivocarse, como lo tiene cualquiera, no ocurrirán este tipo de cosas. No puede ser que cuando un equipo pierde, el chivo expiatorio siempre termina siendo el juez. Eso ya pasó a ser parte de la idiosincracia del hincha argentino. Siempre cuando un fallo los perjudica, se pone en duda la honorabilidad del árbitro. En este país hay políticos corruptos, hay ladrones que entran por una puerta y salen por la otra y no sufren el escrache al que hoy se expone a Diego Ceballos.
No dudo de que es una buena persona y que tuvo una noche para el olvido, como puede tenerla cualquier ser humano. Pero eso no autoriza a nadie a “sepultarlo” como lo hicieron tanto el periodismo como los directivos. No hay que olvidarse de que Ceballos tiene una familia que estará sufriendo por todo lo que se dice de él.









