Las dudas que aparecen cuando llega el bebé

“Hasta no hace mucho era el hombre quien buscaba mayor bienestar económico y desarrollo personal. En la medida que la mujer fue insertándose en el campo laboral y tuvo acceso a una educación superior pudo comenzar a elegir el momento de su maternidad. Sin embargo, con el nacimiento de un bebé aparecen las dudas: con quién queda ese hijo, de qué manera será atendido, si se respeta o no la hora de lactancia en los lugares de trabajo así como también las licencias en caso de enfermedad de ese niño”, plantea Amelia del Sueldo Padilla, presidenta de la Asociación Argentina de Sexología.

“Las limitaciones que ofrece el mercado laboral al respecto (no contar con guarderías, la rigidez en los permisos) alimentan el pensamiento de que de la única forma de que ese niño crezca sano es solo con el acompañamiento de la madre. Y por eso muchas dejan su empleo”, explica.

La sexóloga no está de acuerdo con la idea de que la mujer renuncie definitivamente al trabajo. “No tener independencia económica es limitante para la mujer. Otra cosa es que deje un puesto y pueda trabajar más adelante, algo hablado con su compañero, o elija trabajar desde su casa para acompañar la crianza de ese hijo”, opina. Según Del Sueldo Padilla, la mayor presión para una madre es la social: ni la económica ni la laboral tienen la fuerza de la primera. “En pleno siglo XXI es hora de que los hombres entiendan que los hijos son de a dos, y que hacer las tareas del hogar no es una colaboración; es una obligación”, concluye.
 

A ellas les sirve menos el título

Solo una de cada cuatro (24,6 %) mujeres con estudios terciarios o universitarios trabaja como profesional, contra el 38,1% de sus pares varones. Ellos tienen casi el doble de probabilidades que una mujer de trabajar en tareas vinculadas con su profesión, sobre todo si la comparación es con aquellas que son madres, según el Observatorio de la Maternidad.