Osvaldo Cirnigliaro: “en este sistema no se puede ser un político exitoso con decencia”

Osvaldo Cirnigliaro: “en este sistema no se puede ser un político exitoso con decencia”

Osvaldo Cirnigliaro dice que nunca se fue de la política y afirma que Cano le cerró las puertas a un acuerdo consigo producto del “mal trato”. Por otra parte, Juan Manzur dice que lucha para cambiarle la vida a la gente y que la experiencia nacional lo capacitó para gobernar

Osvaldo Cirnigliaro: “en este sistema no se puede ser un político exitoso con decencia”
05 Agosto 2015
Antes de comenzar la entrevista, el ex ministro de Economía de Fernando Riera, Osvaldo “Renzo” Cirnigliaro asegura que está proscripto en Canal 10 desde 2003, año en que José Alperovich asumió la gobernación. Afirma que, por este motivo, debió conducir un programa en un canal de cable. Afirma que optó por el silencio para diferenciarse del oficialismo y de la oposición.

- ¿Por qué vuelve Renzo?

- En primer lugar nunca me fui. Yo siempre he participado en la política. Lo que pasa que un hombre público tiene distintos modos de expresión. Y una de las expresiones es el silencio. Hay tiempo para hablar y tiempo para quedarse callado. Entonces, los últimos cuatro años, cuando terminé la Legislatura en el 2011, entendí que debíamos permanecer en silencio porque lo que abunda en Tucumán son discursos vacíos, sin propuestas, y de gente que únicamente quiere acceder a los cargos públicos, a representaciones en el Estado para salvarse personalmente. Lo que nosotros no queríamos era que se nos confunda con aquellos que usan al Estado para trabajar para su propio bolsillo.

- ¿Y qué propone su silencio?

- La propuesta del silencio es para que no exista confusión. Y mi candidatura es para darle a la ciudadanía una opción diferente.

- Ahora, ¿no cree que hay una sociedad cómplice que vota a esa clase política que se enriquece del Estado?

- Nosotros venimos sosteniendo que el que vota a un corrupto deja de ser víctima y pasa a ser cómplice. Lo que nosotros queremos hacer, a través de nuestro aporte, es que la gente asuma esa responsabilidad.

- ¿Y cómo la asume?

- La responsabilidad pública de poner en el cuarto oscuro el día 23 un voto diferente. Lo peor es que si el ciudadano va a buscar en el cuarto oscuro una determinada condición en un candidato y no lo encuentra, eso es convalidar el sistema. Y obviamente lo hacemos absolutamente conscientes de que el sistema político está colapsado, está viciado. Porque existe un sistema electoral absolutamente prebendario y que crea condiciones de desigualdad. El propio sistema obliga al político a ser corrupto. Porque, por ejemplo, en Tucumán hay 3.000 mesas. A $ 1.000 por mesa, usted tiene que tener $ 3 millones para afrontar el gasto electoral sin contar las boletas, sin contar la publicidad y demás. Hoy, un partido que quiera sostener la candidatura a gobernador tiene que tener $ 50 millones.

- ¿O sea que usted se va a corromper?

- No, pero nos vamos a presentar con lo que tenemos. A mí hoy me cobran $ 150.000 para hacerme los votos y no tengo ni $ 10.000. ¿A qué me refiero cuando digo que el sistema obliga? Digo que si Cirnigliaro apareciera con $ 50 millones la gente se preguntaría de dónde los sacó. Entonces, te obligan a ser exitoso y te obligan también a ser decente. Y en este sistema no se puede ser exitoso con decencia hasta tanto la gente no cambie su modo de votar. Entonces, nuestra actitud es persistir en lo que hemos hecho siempre durante los últimos 25 años. El Partido Laborista cumple 25 años de existencia y siempre le ha presentado a la población una opción a gente que no está comprometida con este modo de gobernar.

- ¿No es un sello el Partido Laborista?

- No. No es un sello porque no se arma una candidatura con un sello, las candidaturas se arman con candidatos de carne y hueso. Las mesas son custodiadas por militantes, no se les paga. Y eso es porque el partido Laborista existe.

- ¿Ve una sociedad dividida entre alperovichistas y antialperovichistas?

- No. Una de las razones por la que salimos es porque no vemos peronistas. Se habla de peronismo pero no hay candidatos peronistas.

- Pero en el PJ hay gente establecida, instalada…

- En el partido de Cano también hay peronistas, abajo. Y en el alperovichismo también. Pero las cabezas no son peronistas. Y la conducta no ha sido de peronistas.

- ¿Y cuál es la conducta de un peronista?

- El peronismo trabaja fundamentalmente por la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación. Si usted observa Tucumán, estamos peor que antes. Alperovich gastó cinco por cada peso que gastaron juntos (Ramón) Ortega, (Antonio) Bussi y (Julio) Miranda. Y los resultados están a la vista: mayor pobreza y mayor índice de desocupación. Sin ningún tipo de planificación.

- ¿Cómo ve al resto de la oposición?

- Me acuerdo que hace unos años fui a visitar a algunos partidos políticos. (José) Ascárate me recibió en la UCR, (Ricardo) Bussi me recibió en Fuerza Republicana. Fui a buscarlos a todos para que hagamos una sola cosa y recuerdo que me dijeron en la UCR que su límite eran los republicanos, que no los soportaban. Y ahora va Pablo Walter como candidato de los radicales. Son contradicciones.

-¿Y si el Acuerdo para el Bicentenario lo hubiese llamado a usted?

- Yo he conversado con Cano y me dijo que forme un acople, que ellos me daban la impresión de los votos. Eso fue una desconsideración.

- ¿Por qué?

- Es una desconsideración porque la propuesta mía es política y ellos me hacen una propuesta electoral. A mí no me interesa tener un cargo. Ya lo he demostrado. No vivo de la política. Jamás he cobrado.

- Pero los políticos tienen que vivir de sus cargos…

- Tenemos un problema con las remuneraciones porque el político puede vivir de la remuneración legal como cualquier empleado. Lo que no puede hacer es cobrar sumas cinco o seis veces superior a la remuneración legal en un sistema ilegítimo donde todo el mundo está de acuerdo; la Justicia, los legisladores, el Tribunal de Cuentas y toda la clase política.

- ¿Se siente un tonto por haber peleado por eso?

- No, al contrario. Me siento orgulloso, puedo caminar tranquilo por las calles. He transitado un camino que me honra.

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