PERSONALIDAD. Adriana “La Gata” Varela convoca a los jóvenes. malena-tango.com
La voz inconfundible de Adriana Varela se recorta, personalísima y profunda, desde el otro lado del teléfono. En pocas horas más aterrizará en Tucumán, donde esta noche presentará en el Sheraton Hotel un show íntimo, despojado y minimalista, con la sola compañía del pianista Marcelo Macri.
El viaje le permite recuperar su relación con esta tierra y sus colores (“hace mucho que no voy, hace rato que no me convocaban y estoy feliz de la vida con ir”, señala de entrada) y presentar su último disco “Piano y voz”, que ganó el Gardel de este año. “Lo grabé en vivo en el bar Medio y Medio de Punta del Este, y a la gente le gustó mucho. Me está dando muchísimas satisfacciones”, resalta en el diálogo con LA GACETA.
- Es una apuesta fuerte hacer un CD sólo con piano.
- Es muy loco, está alejado de la perfección y es muy crudo. No está limado y responde a lo que se ve en vivo, con una suerte de improvisación tanto mía como de Marcelo, que es un hermano para mí. Siempre se vincula la improvisación al jazz, y esa es la idea para el tango con un solo instrumento.
- No está tan solo, tu voz es el segundo instrumento.
- Me sirve para jugar con el rock, con el blues, con el jazz. Decidimos volver a Tucumán con este formato porque está buenísimo. La gente se superprende.
- ¿Desde ahí construís tu relación con el público?
- Siempre charlo con la gente y la hago participar del show. Y con este dueto con el piano, más todavía. El contacto es constante.
- ¿Se puede definir a tu estilo de rústico?
- Más que rústico, te diría que es sin filtro. No es deliberadamente rústico, no es a propósito, sino que es lo que siempre hice.
- ¿Extrañás ejercer tu profesión de fonoaudióloga?
- No extraño. La fonoaudiología como lenguaje la traslado a lo que hago sobre el escenario, porque soy una persona que te hago entender cada letra, es mi función como me dijo el Polaco (Roberto Goyeneche), cuando me encomendó seguir para llegarle a la gente que no escucha tango. Tengo una escucha terapéutica por estructura y formación, y entonces a determinadas personas las ayudo y estoy incondicional por esa vocación. Pero no es por trabajo, sino por mis afectos, por amistad.
- Es el compromiso de vincularte con el otro.
- Sí, pero no es meritorio en mi caso, es espontáneo. No lo trabajé, yo soy así. A veces tengo que parra un poco la máquina, y ocuparme de mí.
- ¿Te identificás con “La gata Varela”, que te escribió Cacho Castaña a partir de tu apodo?
- Es una radiografía extraordinaria, me siento absolutamente identificada con lo que dice, cada vez más.
- ¿Hasta en lo de “una gata herida”?
- Por supuesto, porque cuando él escribe de una gata herida habla de una mujer normal, vulnerable. ¿Cómo no voy a serlo?
- La Argentina es el país del mundo que más cantantes de tangos mujeres dio, pero lograste ocupar un lugar con tu estilo propio. ¿Tenés alguna sucesora?
- Hay un montón de chicas y chicos jóvenes que me han dicho que comenzaron a cantar por mí, lo que me da muchísima satisfacción. Hay grupos en Montevideo que cantan en teatros y que me nombraron madrina, y en Colombia tengo sólo público joven, unas 20.000 personas que son “varelianos”. Me parece el mejor premio a lo que hago; es algo muy fuerte, que me impresiona mucho. Cuando tienen plata y pagan entrada, están siempre en los lugares más baratos, pero cuando hay recitales gratis, llenan todo. Es una satisfacción especial.
- ¿Te importa dejar una señal?
- Lo que más me importa es lo cultural y la identidad, pasar la posta y no importa a quién. Sería injusto elegir a alguien en particular, porque el tema es que la posta siga de mano en mano.
- A la edad de los jóvenes que te siguen, ¿vos escuchabas tango?
- Cuando era adolescente andaba con el rock a full y por todos lados, como una bandera estética e ideológica; no tenía ni la más puta idea de lo que era el tango, ni me interesaba para nada. Ahora tengo dos hijos que tienen la cabeza abierta a todos los géneros, sin prejuicios. Mi hijo Rafael toca rock y tango.
- ¿Por qué se está filtrando el tango en distintas capas?
- Tengo muchas teorías y hay ensayos filosóficos que hablan del tango en tanto danza como una propuesta de búsqueda del otro y de encuentro de los cuerpos en un mundo en el que está todo distanciado tal vez por la tecnología y por la globalización. Mis recitales son una especie de celebración conjunta y bastante horizontal entre el público y yo, porque compartimos los mismos códigos, donde las letras y las músicas son guiños. Me pasa en Francia, en España, en Londres, lo cual me hace sentir muy rara. Los pibes son ingleses, pero buscan y encuentran códigos estéticos y emotivos en los shows.
- ¿Será que recuperás el viejo concepto iniciático del tango como espacio de rebeldía social?
- Sí, tiene que ver con la rebeldía, con lo marginal, con lo portuario, con lo que está escondido debajo de la alfombra, con lo políticamente incorrecto.
- ¿En tu vida particular también sos políticamente incorrecta?
- Siempre me sentí políticamente incorrecta, no partidariamente incorrecta.
- Pero terminás con un Macri como compañero de gira...
- (Ríe) Pobrecito, no tiene nada que ver con Mauricio Macri, gracias a Dios. Siempre digo que este es el Macri bueno (ríe nuevamente), hasta tuvo que cambiar su número de teléfono para que no lo llamen más.
ACTÚA HOY
• El show comienza a las 21.30, en el Casino Parque del Sheraton Hotel (avenida Soldati 440).
El viaje le permite recuperar su relación con esta tierra y sus colores (“hace mucho que no voy, hace rato que no me convocaban y estoy feliz de la vida con ir”, señala de entrada) y presentar su último disco “Piano y voz”, que ganó el Gardel de este año. “Lo grabé en vivo en el bar Medio y Medio de Punta del Este, y a la gente le gustó mucho. Me está dando muchísimas satisfacciones”, resalta en el diálogo con LA GACETA.
- Es una apuesta fuerte hacer un CD sólo con piano.
- Es muy loco, está alejado de la perfección y es muy crudo. No está limado y responde a lo que se ve en vivo, con una suerte de improvisación tanto mía como de Marcelo, que es un hermano para mí. Siempre se vincula la improvisación al jazz, y esa es la idea para el tango con un solo instrumento.
- No está tan solo, tu voz es el segundo instrumento.
- Me sirve para jugar con el rock, con el blues, con el jazz. Decidimos volver a Tucumán con este formato porque está buenísimo. La gente se superprende.
- ¿Desde ahí construís tu relación con el público?
- Siempre charlo con la gente y la hago participar del show. Y con este dueto con el piano, más todavía. El contacto es constante.
- ¿Se puede definir a tu estilo de rústico?
- Más que rústico, te diría que es sin filtro. No es deliberadamente rústico, no es a propósito, sino que es lo que siempre hice.
- ¿Extrañás ejercer tu profesión de fonoaudióloga?
- No extraño. La fonoaudiología como lenguaje la traslado a lo que hago sobre el escenario, porque soy una persona que te hago entender cada letra, es mi función como me dijo el Polaco (Roberto Goyeneche), cuando me encomendó seguir para llegarle a la gente que no escucha tango. Tengo una escucha terapéutica por estructura y formación, y entonces a determinadas personas las ayudo y estoy incondicional por esa vocación. Pero no es por trabajo, sino por mis afectos, por amistad.
- Es el compromiso de vincularte con el otro.
- Sí, pero no es meritorio en mi caso, es espontáneo. No lo trabajé, yo soy así. A veces tengo que parra un poco la máquina, y ocuparme de mí.
- ¿Te identificás con “La gata Varela”, que te escribió Cacho Castaña a partir de tu apodo?
- Es una radiografía extraordinaria, me siento absolutamente identificada con lo que dice, cada vez más.
- ¿Hasta en lo de “una gata herida”?
- Por supuesto, porque cuando él escribe de una gata herida habla de una mujer normal, vulnerable. ¿Cómo no voy a serlo?
- La Argentina es el país del mundo que más cantantes de tangos mujeres dio, pero lograste ocupar un lugar con tu estilo propio. ¿Tenés alguna sucesora?
- Hay un montón de chicas y chicos jóvenes que me han dicho que comenzaron a cantar por mí, lo que me da muchísima satisfacción. Hay grupos en Montevideo que cantan en teatros y que me nombraron madrina, y en Colombia tengo sólo público joven, unas 20.000 personas que son “varelianos”. Me parece el mejor premio a lo que hago; es algo muy fuerte, que me impresiona mucho. Cuando tienen plata y pagan entrada, están siempre en los lugares más baratos, pero cuando hay recitales gratis, llenan todo. Es una satisfacción especial.
- ¿Te importa dejar una señal?
- Lo que más me importa es lo cultural y la identidad, pasar la posta y no importa a quién. Sería injusto elegir a alguien en particular, porque el tema es que la posta siga de mano en mano.
- A la edad de los jóvenes que te siguen, ¿vos escuchabas tango?
- Cuando era adolescente andaba con el rock a full y por todos lados, como una bandera estética e ideológica; no tenía ni la más puta idea de lo que era el tango, ni me interesaba para nada. Ahora tengo dos hijos que tienen la cabeza abierta a todos los géneros, sin prejuicios. Mi hijo Rafael toca rock y tango.
- ¿Por qué se está filtrando el tango en distintas capas?
- Tengo muchas teorías y hay ensayos filosóficos que hablan del tango en tanto danza como una propuesta de búsqueda del otro y de encuentro de los cuerpos en un mundo en el que está todo distanciado tal vez por la tecnología y por la globalización. Mis recitales son una especie de celebración conjunta y bastante horizontal entre el público y yo, porque compartimos los mismos códigos, donde las letras y las músicas son guiños. Me pasa en Francia, en España, en Londres, lo cual me hace sentir muy rara. Los pibes son ingleses, pero buscan y encuentran códigos estéticos y emotivos en los shows.
- ¿Será que recuperás el viejo concepto iniciático del tango como espacio de rebeldía social?
- Sí, tiene que ver con la rebeldía, con lo marginal, con lo portuario, con lo que está escondido debajo de la alfombra, con lo políticamente incorrecto.
- ¿En tu vida particular también sos políticamente incorrecta?
- Siempre me sentí políticamente incorrecta, no partidariamente incorrecta.
- Pero terminás con un Macri como compañero de gira...
- (Ríe) Pobrecito, no tiene nada que ver con Mauricio Macri, gracias a Dios. Siempre digo que este es el Macri bueno (ríe nuevamente), hasta tuvo que cambiar su número de teléfono para que no lo llamen más.
ACTÚA HOY
• El show comienza a las 21.30, en el Casino Parque del Sheraton Hotel (avenida Soldati 440).








