Un superhéroe pequeño pero muy poderoso

Ser pequeño dista considerablemente de ser inofensivo. Incluso, puede ser todo lo contrario, como lo demuestra una de las especies más invasoras y destructivas del medio ambiente en lugares tan alejados como Japón o Nueva Zelanda: la temida hormiga argentina. Destruye plantaciones y mata impiadosa a otros insectos del lugar donde se afinca, al punto que mereció ser protagonista de una obra de teatro del tucumano Carlos Alsina.

Entre los hombres, elegir entre ser el héroe o el villano es más que estar signado por la naturaleza y forma parte de las opciones morales con las cuales cualquiera se enfrenta cotidianamente. Así lo comprueba el ladronzuelo Scott Lang (con amplios conocimientos de ingeniería eléctrica) al salir de la cárcel, luego de ser elegido por el científico Hank Pym para utilizar un traje especial que lo reducirá de tamaño, pero le aumentará radicalmente su fuerza. Esa virtud lo empuja al dilema de seguir en la senda del crimen de poca monta u olvidarse de su pasado de delincuente y salvar a la raza humana amenazada.

“Ant-Man” es uno de los tanques de Hollywood que se estrena a nivel mundial hoy, con un elenco encabezado por Paul Rudd, al que secunda Michael Douglas (en el vínculo se establece una clara alegoría de la relación entre padres e hijos), todos dirigidos por Peyton Reed. El trío se las ingenia para adaptar el famoso cómic de Marvel, en el cual se pueden encoger las cosas a voluntad, dominar mentalmente a las hormigas más feroces y torcer el destino del mundo desde los pequeños espacios. A todo esto se suma un toque de redención del ladrón que pasa a ser honesto, aunque con cierta torpeza y propensión al error y al fracaso que lo acerca a un clásico perdedor de filme norteamericano.

El personaje fue creado en 1962 por la dupla más gloriosa de las historietas: Stan Lee y Jack Kirby (en algunas historias iniciáticas también aparece la firma de Larry Lieber). Desde el vamos tuvo aspectos oscuros; cada tanto los personajes que se pusieron el traje achicador (algunos lograban encogerse por otros métodos) morían y eran reemplazados por otros o pasaban a integraban la banda de Los Vengadores. Lang fue el primero de quienes se transformaron en Ant-Man en la serie impresa.

Su calidad principal está en la fuerza muscular adquirida, por lo que puede levantar hasta cerca de 10 veces su propio peso, como lo hacen las hormigas de referencia. El tema es ser consciente de ese poder especial y saber cómo usarlo del mismo modo en las órdenes que se le den a sus insectos dominados. Es la eterna lucha entre el bien y el mal, ahora en pequeño tamaño pero igual de destructor en lo material y en lo moral.

La película misma parece nacida de un experimento de laboratorio, ya que comenzó como un producto independiente para luego transformarse en un filme del poderoso (casi sobrenatural como sus personajes) Universo Cinematográfico de Marvel, la franquicia de superhéroes firmemente asentada y con su película número 12 desde su nacimiento en 2008, cuando diseñó tres fases: la primera fue llamada “Formando a Los Vengadores”; la segunda, “Las gemas del infinito y post Los Vengadores”, donde está inscripta Ant-Man; y la tercera que comenzará el año próximo, “La unión en riesgo y nuevos aliados”.

En la lista de villanos que aparecen en escena en Ant-Man se destaca Michael Peña, el latino de turno infaltable en las nuevas producciones de Hollywood. Al final de la proyección no hay que levantarse del asiento: hay dos escenas post crédito que son el postre de una cena bien servida, sazonada de humor y acción a partir de la intervención de Reed para hacer una película que funcione sin los elencos corales de “Los vengadores” o “Los guardianes de la galaxia”. Acá es una pequeña y temible hormiga, nada más y nada menos.