La llaman “la nueva diva del jazz cubano”, y Yusa lleva orgullosa ese mote por el mundo. En la isla donde nació pudo comprobar que la fusión de géneros late desde siempre y así lo transmite en su música, un lugar propio y único donde se amalgaman sonidos que fueron redefinidos en su país con otros que fue incorporando en sus giras.
La artista tocó por última vez en Tucumán hace tres años, para presentar su último disco “Libro de cabecera en tardes de café”, y vuelve en momentos en que prepara su sexto CD. Esta vez, en el marco del Julio Cultural, ofrecerá “Jazz ya!” en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265), desde las 22, junto a Quique Ferrari.
“Este show es consecuencia de la formación que he ido absorbiendo todos estos años en la Argentina. Espero que se note en lo que estoy profundizando y evolucionando, porque mi música tiene que ver directamente con mi concepción del arte y de cómo me expreso. Voy a estrenar nuevas canciones para reencontrarme con un público que me trata con mucho cariño”, señaló en una entrevista con LA GACETA.
Yusa sostuvo que está encarando personalmente decisiones sobre su carrera, lo que considera un crecimiento artístico y personal. “Hay apuestas que son más profundas que antes y con un uso distinto del sonido y de los instrumentos, que ya no se usan sólo en la función de acompañar las canciones sino también desconectados de la voz”, planteó.
La cubana destacó que su país natal “es una especie de esponja; su situación geográfica fue una bendición que le permitió estar en el centro de las Américas, y fue donde confluyeron los distintos géneros hasta terminar dando un estilo muy auténtico”. “En Cuba siempre se han integrado nuevas sonoridades y yo también lo hago. Me pesa mi origen, pero mi música toma cosas de todo el mundo”, agregó.
En sus composiciones Yusa aborda rock, jazz, pop, rumba, trova y son, y toma elementos de la literatura, del teatro y de la plástica. “En la Argentina me enriquecí mucho con ritmos que formaron parte de mi niñez pero que nunca los había vivido, como la chacarera, la baguala y la zamba que escuchaba en la voz de Mercedes Sosa, quien iba mucho a la isla. Ahora las pude vivir”, remarcó.
La artista ha participado de numerosas actividades feministas, pero rechaza el término militante. “No me gusta, porque toda etiqueta lo hace sectario. Fui criada con mucho amor, y como mujer debo hablar de la violencia que todavía sufren muchas. Yo compongo desde mi género pero es vital que estos temas se reciclen constantemente y sean abordados por todos”, aseveró.