Alexis Sánchez puso la cereza

Alexis Sánchez puso la cereza

El ex River tuvo frialdad para “picar” el penal que le dio a su país su primer título continental

NERVIOS DE ACERO. Alexis tuvo el destino en sus pies y no falló. Su seguridad para ejectutar fue un símbolo de su equipo. reuters NERVIOS DE ACERO. Alexis tuvo el destino en sus pies y no falló. Su seguridad para ejectutar fue un símbolo de su equipo. reuters
06 Julio 2015
No era fácil lanzar un penal con la camiseta roja, con los ojos de todo un país sobre él y con una vida de derrotas sobre sus hombros. Sin embargo, Alexis Sánchez se inventó una genialidad que durante años se repetirá en las pantallas de Chile.

“Ahí define la característica de este grupo, que en un momento límite tuvo ese segundo de frialdad para hacer algo distinto”, dijo Sebastián Beccacece, asistente del técnico Jorge Sampaoli, tras la obtención de la Copa América.

Con 3-1 a favor en la tanda de penales gracias a los aciertos previos de sus compañeros y a los errores de los argentinos, Sánchez anotó su penal con un toque sutil, picando la pelota para darle a Chile su primer título continental.

Con sangre fría encendió a todo Chile, dentro y fuera del Estadio Nacional, y culminó un partido brillante, el mejor en la Copa del jugador del Arsenal. El penal añadió finura a una actuación marcada por su derroche físico, su regate, su velocidad y su peligro constante, ya fuera por izquierda o por derecha.

Tras una buena primera temporada en el club londinense, Sánchez llegó a la Copa América como una de las grandes estrellas, pero sólo anotó un gol y no explotó hasta la final. Del Nacional se marchó entre risas, escondido entre sus compañeros, pero sin hablar ni expresar cómo se sentía ni qué pensó al lanzar el penal así.

No siempre estuvo tan feliz. “Las piernas no me acompañaban”, dijo después del partido de cuartos ante Uruguay, autocrítico, siempre exigente. “Quiero ser uno de los mejores del mundo y por eso en cada partido, aunque haya hecho cuatro goles, salgo disconforme”, afirmó antes del torneo.

Tampoco acabó contento después de la victoria ante Perú, en semifinales. El diario local “La Tercera” criticó su actitud: “Alexis no lee los partidos en función de lo que consigue su equipo, su selección, sino según su propio balance particular. No se trata de una autoexigencia extrema, es vanidad”, escribió en una columna el diario.

Quizás esa vanidad está detrás de que Sánchez, hasta entonces “actor de reparto” en la Copa, se saltara definitivamente el guión.

“Lo de Alexis es impredecible, porque en los entrenamientos a veces ellos se quedaban a tirar penales y Alexis en ningún momento pateó un penal así”, dijo Sampaoli sobre el penal al estilo “Panenka” que definió el título.

“Llegó ahí y se le ocurrió hacerlo así; eso marca a un jugador que mostró la jerarquía que tiene y que terminó dándonos la Copa, más allá que hubiera cuestionamientos, en mi opinión ridículos, que pusieran en tela de juicio su capacidad”, lo defendió Sampaoli en el momento de gloria.

No fue el único del año, aunque sí seguramente el más grande de su carrera. El “Niño Maravilla” fue una pieza clave en el Arsenal de Arsene Wenger la pasada temporada, en la que el chileno marcó 25 goles en 52 partidos. Con esos antecedentes, el atacante de 26 años se presentó en la Copa América como referente junto a Arturo Vidal y Claudio Bravo, aunque fue Eduardo Vargas quien le robó los titulares con cuatro goles.

“Me gustaría venir desde más atrás. Aunque si el ‘profe’ me hace jugar de arquero, jugaré de arquero. Lo banco a muerte”, confesó.

El “profe” Sampaoli, ubicó al “7” en el extremo izquierdo o derecho, desde donde intentó trazar diagonales y desbordar. Ante Argentina en la final fue sobre todo una pesadilla para Marcos Rojo.

“Si no está en su plenitud, Chile lo siente”, aseguró Sampaoli, luego del partido con Perú. Y Alexis apareció en la final y no sólo marcó el penal, sino que lo hizo con un gesto que define la seguridad con la que la mejor generación del fútbol del país se propuso lograr por fin un título.

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