
PROYECTO. Reproducción de una perspectiva de 1937 del tramo de la “Avenida Central”, tal como la ideó el ingeniero urbanista Ángel Guido. LA GACETA / ARCHIVO

Carlos R. Paz
Archivo LA GACETA
El actual pasaje 2 de Abril, en nuestra ciudad, es el monumento a la historia de una frustración. Probablemente, la iniciativa ya era popular cuando apareció en la primera portada de LA GACETA, el 4 de agosto de 1912.
En gruesas mayúsculas, el título de una nota escrita a modo editorial rezaba “El Centenario de 1816” y -como era habitual en la diagramación de fines del siglo XIX y comienzos del XX- con varias líneas de subtítulos en distintas tipografías.
Pero el tema central giraba en torno a la propuesta de construir la “Avenida del Congreso”, como una manera de homenajear a los próceres de 1816. Se trataba “la construcción de una gran avenida que, cortando la ciudad de norte a sud, pasaría por la manzana de la Casa Histórica, dando a este monumento nacional todo el relieve de que debe hallarse revestido”. O sea, una arteria ancha que corriese entre calles Congreso y 9 de Julio, uniendo la plaza Umberto I (hoy Yrigoyen) con la plaza Independencia.
El cronista agregaba que “días más, días menos, habrá que pensar en abrir amplias vías a través de los macizos de edificación, cada día más compactos, que se levantan en el corazón de la ciudad. Hacerlo desde ya, es obviar dificultades y sacrificios a las generaciones venideras”. Y proponía que un grupo de propietarios se constituyera en “comisión de propaganda, convocando a los demás a una asamblea o solicitando personalmente sus adhesiones”; de ese modo, “se daría el primer paso práctico para la realización del trascendental pensamiento”.
De todos modos, se aclaraba que sería de ingenuos creer que tal proyecto se realizaría sólo con la capacidad financiera de la provincia, remarcando la necesidad de contar con la ayuda del gobierno central y de los vecinos.
En el Centenario
Tiempo después, el doctor Miguel P. Díaz presentó a la Legislatura esta idea, mediante un proyecto de ley acompañado con un informe técnico y un plano del ingeniero Virgilio Belzoni. El 9 de julio de 1916, nuestro diario publicó una extensa nota -que reproducía ese plano- donde se detallaba cómo se podía viabilizar la obra. De cada manzana había datos precisos sobre las propiedades a expropiar y cuáles se tomarían sólo en parte, los costos respectivos y el total, que ascendía a 586.000 pesos. El proyecto despertó la atención pública, y durante un tiempo se trató de interesar a los representantes tucumanos en el Congreso, para buscar una partida especial de la Nación que permitiera concretar la obra. Pero no funcionó.
Hasta nuestros días
En 1938, durante la intendencia de Roque Raúl Aragón comenzó a ejecutarse la apertura de la “Avenida Central” como parte del Plan Regulador de Tucumán -con autoría del arquitecto y urbanista Ángel Guido-, pero sólo se llegó a concluir el tramo entre calles General Paz y Las Piedras, por falta de presupuesto. La ordenanza 4 de 1973 designó a este pasaje con el nombre de “General Juan José Valle”, y luego, en 1982, la ordenanza 729 le dio el actual nombre de “2 de Abril de 1982”, conmemorando el desembarco en Malvinas. Los desencuentros entre municipio y vecinos para darle sentido estético y funcional al pasaje fueron muchos; hasta se llegó a la justicia para pedir la anulación de una ordenanza a fines de 1998, y otras situaciones similares a fines de 2007, cuando se intentó crear el “Paseo 2 de Abril”. Al fin, una suma de proyectos, una suma de frustraciones.








