Roban perros, los esconden y piden rescate

Roban perros, los esconden y piden rescate

Los casos abundan en Tucumán, aunque no existen cifras oficiales porque la gente no suele denunciar este delito. Según contaron las propias víctimas, suelen pagar entre $ 200 y $ 2.000 para reencontrarse con sus mascotas.

EL MIMADO DE LA CASA. Lourdes Frías y sus hijos consideran a “Rocco” un miembro más de la familia y agradecen poder tenerlo de nuevo con ellos. la gaceta / foto de inés quinteros orio EL MIMADO DE LA CASA. Lourdes Frías y sus hijos consideran a “Rocco” un miembro más de la familia y agradecen poder tenerlo de nuevo con ellos. la gaceta / foto de inés quinteros orio
Que se lleven a tu perro es como que se lleven a alguien de tu familia, sostienen las víctimas. Ese amor es el motivo de llantos desesperados, del valor para recorrer zonas peligrosas y de pagar lo que les pidan con tal de volver a abrazar a sus mascotas. El mismo amor del que se aprovechan algunos delincuentes para conseguir dinero.

Existen más casos de secuestros extorsivos de perros de los que uno cree. Como la Policía no suele intervenir en estos hechos, no se cuenta con cifras oficiales sobre la cantidad de casos. Pero una conversación con alguna víctima de este delito es suficiente para enterarse, como un efecto dominó, de una y otras historias más.

A Lourdes Frías le tocó vivirlo con “Rocco”, un peludo blanco y de cuatro patas, mezcla de maltés con yorkshire. El perro salió una tarde a la vereda de su casa, en avenida Colón al 400, y no volvió a entrar. “Fue como si lo estuvieran esperando... desapareció”, recordó Lourdes.

La joven salió a buscarlo por el barrio. A cada cuadra que “Rocco” no aparecía, su angustia era más grande. “Con mi marido lo buscamos toda la noche y nada. Pero jamás me convenció la idea de que estaba perdido”, contó.

Un grupo de chicos que solía reunirse en una esquina de la zona se le acercó la semana siguiente. “Me dijeron que lo tenían al perro y que querían $ 500 o lo iban a vender”, relató Lourdes. Incrédula, la joven les pidió una prueba y estos chicos le mostraron una foto de “Rocco” que tenían en un celular.

Ansiosa por reencontrarse con su mascota, Lourdes les respondió que pagaría, pero no imaginó cómo se lo iban a devolver. “Me lo entregaron dentro de una bolsa de consorcio negra, cerrada. Cuando la abrí, daba bocanadas al aire. Estaba inmundo, con olor a marihuana, y parecía que lo habían maltratado. Estaba muy asustado”, describió.

Distintas cifras

“Nunca supimos cómo lo sacaron porque el portón estaba cerrado”, contó Belén Lazarte. Cuando su familia advirtió que el caniche no estaba en la casa, salieron a buscarlo por todo el barrio 17 de Agosto. Entonces se acercaron unos vecinos, quienes les dijeron que habían visto pasar a “dos hombres drogados” con el perro bajo el brazo.

“Seguíamos el rastro de estos tipos de acuerdo a lo que nos decía la gente, porque se lo ofrecían a cualquiera que pasaba”, recordó Belén. “Hice volantes y afiches, y comencé a pegarlos en todas partes. Iba llorando casa por casa hasta que me dieron el nombre de una mujer que lo tenía. Golpeé la puerta y me lo negó, hasta que le ofrecí plata”, relató la joven. La historia terminó con el pago de $ 800, cifra que fijó esa persona, y la aparición del caniche cubierto de barro.

Similar es la experiencia que vivió Cecilia Pérez con “Mora”, una ovejero alemán de cinco años. La perra también había desaparecido de la puerta de su casa y pasaron varios días hasta que una mujer la llamó por teléfono para decirle que unos chicos tenían a “Mora” en la zona de Juan B. Justo al 2.000.

Cecilia buscó a su mascota y no la encontró. Pasaron 10 días hasta que la misma mujer volvió a comunicarse con ella. Esta vez fue para decirle que había comprado a “Mora” por $ 150, por lo que ella debía pagarle $ 250 si quería recuperarla.

Un poco más desembolsó María Jimena Pereyra, a quien le pidieron $ 500 para devolverle a “Chocolino”, su caniche. Un grupo de chicos se le acercó, mientras ella buscaba a su perro. “Yo vi uno así”, le dijeron, y le pidieron el dinero. Una vez concretado el pago, uno de los chicos llamó a alguien por teléfono y pidió que le llevaran el perro. Varios minutos después, apareció un joven en moto con “Chocolino” en los brazos.

Sin final feliz

Analía Sale no tuvo la misma suerte que Lourdes, Belén, Cecilia o María Jimena. Tres meses después de que le robaran a “Homero”, no ha podido recuperarlo. “Como en mi casa somos todos grandes, lo teníamos como a una criatura”, recordó la mujer, con la voz y los ojos tristes.

Ella tiene una librería en avenida Alem al 1.700. En una de las puertas del local puede observarse la foto de un caniche blanco, por el que ofrecen $ 2.500 de recompensa. Analía contó que solía llevar a “Homero” todos los días al negocio y que el perro era tan obediente que se quedaba sentado en una silla, detrás del mostrador.

Pero la noche del 31 de marzo, mientras su dueña estaba ocupada con los clientes, “Homero” se acercó a la puerta. Conocidos de Analía le contarían después que dos chicos en moto frenaron afuera: primero lo acariciaron y después lo levantaron para llevárselo.

“En ese instante empezó la búsqueda”, señaló Analía. Junto a su hijo recorrieron cada barrio del sur de la capital. En un momento creyeron estar cerca de “Homero”, cuando un joven les aseguró que sabía dónde estaba. “Primero nos sacó $ 300 y al otro día nos sacó $ 300 más, pero sólo nos daba pistas falsas”, relató.

Esa búsqueda incansable la condujo a una vivienda donde, según les habían comentado, podría estar “Homero”. El dueño de casa le contó que había comprado dos caniches y le permitió entrar a verlos, pero ninguno de ellos era su perro. “Ahí ayudé a un muchacho a recuperar la parejita de caniches, que se la habían robado unas semanas antes que a mí. Pero este hombre les pidió $ 2.000 para dárselos”, contó la mujer.

Analía rompe en llanto cada vez que recuerda a su “Homero”. “Tiene más de cuatro años y era la primera mascota de la familia. Es horrible no saber cómo lo tienen ni cómo lo tratan”, expresó. A sus pies, “India” tiraba de la correa. Es una perra callejera que adoptó la familia para tratar de calmar el dolor de la ausencia de su mascota.

"Es un negocio que el descuido de la gente está haciendo que sea rentable"

Un tarde de 2008, Carolina García Cazarian dejó a su caniche “Gudi” en la veterinaria. La perra se escapó y unos chicos que limpiaban vidrios en una esquina la levantaron. Carolina recorrió hasta las zonas más peligrosas de la capital para encontrarla, pero no lograba dar con ella. Varios días después, alguien se acercó a la veterinaria y pidió $ 1000 de rescate. Carolina negoció y pagó. Desde ese momento, se volvió una referente de los perros perdidos: cada persona que pierde o encuentra una mascota, la busca en Facebook y ella comparte la publicación. También sube consejos a su muro sobre el cuidado de los animales. “El robo de perros es un negocio que el descuido de la gente está haciendo que sea rentable”, expresó la joven. Carolina señaló que todos los días suma, al menos, 10 fotografías de perros perdidos a su perfil de Facebook. “Es común este delito. Comencé con estas publicaciones de Facebook en 2009. Al principio eran unos 30 perros por año, pero ahora ya perdí la cuenta”, comentó. En ese sentido, la joven se quejó por la falta de cuidado que tienen las personas. “La mayoría de los casos comienzan por un descuido”, aseguró.

Es un delito: la Policía recomienda hacer la denuncia

El jefe de la sección Delitos Contra la Propiedad, comisario Hugo Cabeza, reconoció que no es común que la gente denuncie el robo de su mascota y recomendó a las víctimas que acudan a la Policía. “Tienen que radicar la denuncia y pedir intervención policial porque pueden poner en riesgo su propia vida”, alertó, en referencia a las personas que se meten en zonas peligrosas para buscar a sus mascotas. Por otra parte, el abogado penalista Álvaro Zelarayán, aclaró que esta práctica sí está penada por la ley y que se enmarca dentro del delito de extorsión “porque se está obligando a otra persona a hacer algo, a cambio de no hacerle un daño”.

Así actúan

1.- Estos delincuentes son oportunistas: a veces roban los perros de la vereda de su casa y otras, aprovechan que la mascota está perdida.

2.- Cuando tienen a la mascota en sus manos, esperan que su dueño salga a buscarla o publique algún número de teléfono de contacto.

3.- Cuando consiguen comunicarse con el dueño del animal, le piden determinada suma dinero a cambio de su devolución.

4.- Si pasa mucho tiempo y el delincuente no ha logrado contactarse con el dueño del animal, es probable que se lo venda a otra persona. Las razas pequeñas, como los caniches, son las preferidas de los delincuentes. Los eligen por su valor y porque no suelen atacar.

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