Tomás Abraham se abre al mundo de la ficción

10 Junio 2015
Los ensayos políticos, sociológicos y, esencialmente, filosóficos, galvanizan la rica obra de Tomás Abraham. Con “La dificultad” (publicado por Random House Mondadori), el ensayista y escritor abre un nuevo formato en su producción, al componer una suerte de novela de iniciación.

El libro replica algunos períodos de la vida -y de las dificultades- que atravesó Abraham, estudiante en París durante los 60 y participante en las revueltas del Mayo Francés. Etienne Balibar, Alain Badiou, Louis Althusser y Michel Foucault fueron algunos de sus profesores. De la flamante obra, disponible en Tucumán, habló Abraham con Télam.

- Parece que “La dificultad” no es una, sino varias. ¿Esto es así?

- Toda la historia se mueve entre dificultades. La tartamudez. La relación de Nicolás con su padre. Su amor con Brisa. Los últimos tiempos de su estadía en París, etcétera. Pero no hay una permanencia ni un atascamiento en la dificultad. El movimiento es constante, desde las fugas a la aceleración de los encuentros.

- Ya has dicho que no es una autobiografía. ¿Cómo puede pensarse el libro?

- Evoca al bildungsroman, novela de aprendizaje o iniciación, de Goethe a Hesse. Puede ser considerada una novela familiar de un neurótico, como una novela siniestra de un esquizo, o como lo que creo que es: la creación de un mundo entre tres ciudades, y la conquista de la palabra.

- Se lee un fortísimo elogio de la amistad, la perseverancia y el amor. ¿Qué pensás?

- No hay elogio a la amistad, sino que en la historia hay amigos. R, Isidro, Ariel. Con cada uno la amistad es diferente. Hay lealtades y traiciones. El amor duele, es imprescindible, tanto, que angustia. La perseverancia es inevitable para no quedar atascado en la dificultad, y, aunque suene paradójico, para permanecer en ella.

- En sus primeros años el personaje está siempre aparte, esperando, ¿intentando salir de una especie de jaula de oro?

- No es de oro, tiene barrotes de humo. El dinero del padre no brilla, Nicolás no lo quiere, por eso va a la fábrica. En ningún momento de la novela Nicolás espera, no tiene tiempo, provoca los acontecimientos.

- Se te lee (o se te escucha decir) que los psicoanalistas, en la Argentina, son una plaga. El psicoanálisis, ¿es una experiencia existencial o terapéutica?

- Yo no dije eso, aunque haya salido en un reportaje. El que dijo que son una plaga fue Freud, cuando iba a Estados Unidos. En la novela, Nicolás pasa por una psicoterapia existencial, otra kleiniana, el hipnoanálisis; y sigue con el yoga, la iniciación en una secta de un gurú de la India, el hashish, los lisérgicos, el peyote. Hay varios ingresos a la temática existencial como para privilegiar alguna.

- En todo caso, entre la diversidad de entradas a la temática existencial que Nicolás provoca, ¿qué es lo que está buscando?

- Busca hablar.

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