Una lesión le cambió la vida a Roque Ávila

Una lesión le cambió la vida a Roque Ávila

Nació en 1973, en Barrio Diza; en su juventud jugó en Vélez y hoy, radicado en España, se convirtió en un notable nadador.

GALARDONADO. Avila se convirtió en un destacado nadador representado al club Náutico de Vigo. FOTOS DE ROQUE ÁVILA GALARDONADO. Avila se convirtió en un destacado nadador representado al club Náutico de Vigo. FOTOS DE ROQUE ÁVILA
Roque Ávila nació en 1973, en Barrio Diza y se crió amasando la N° 5 como cualquier vecino. Desde chico soñaba con ser futbolista y llegó a formar parte de las inferiores en Vélez. Sin embargo, una grave lesión que sufrió en 1992 lo obligó a abandonar el deporte que lo apasionaba y a buscar otros horizontes. Hoy, a los 42 años y radicado desde hace 15 en España, es uno de los mejores nadadores del club Náutico de Vigo.

Roque recuerda que a los 15 años armó las valijas y se fue a Buenos Aires para probar suerte en Vélez. “Me instalé en la pensión del club. Tuve que soportar la nostalgia que provoca estar lejos de mis padres y hermanos. Pero era tan fuerte el deseo de ser alguien en el fútbol que me resistí a la tentación de pegar la vuelta”, señaló Ávila, quien jugaba como marcador central.

Las dos caras

Con una profunda tristeza, recuerda que la temporada 1992 fue inolvidable y frustrante por las sensaciones vividas. “Ese año debuté en Primera en el equipo que por ese entonces dirigía Carlos Bianchi y en el que jugaban José Luis Chilavert, Omar Asad, José ‘Turu’ Flores y Martín Posse, entre otros. Con ese equipo conseguimos el Clausura. Fue una vivencia imborrable”, acotó.

Pero no todo fue color de rosa en esa temporada. En un partido de tercera división contra Boca, en La Bombonera, un choque con Rodolfo Arruabarrena -actual técnico de Boca- lo sacó de la cancha y del fútbol: se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla derecha.

“A partir de ese momento nada volvió a ser igual. Tuve que someterme a cuatro operaciones en la rodilla. Como no me pude recuperar para jugar a ese nivel a los 26 años decidí abandonar la práctica de fútbol a nivel profesional”, señaló.

Víctima del “corralito”

Como tenía una excelente relación con los dirigentes de la entidad de Liniers, le otorgaron la concesión de la confitería del estadio para que siga ligado al club. Pero el destino le tendría reservado otro trago amargo a este tucumano luchador. La plata que había ganado en el fútbol fue atrapada por el “corralito” que el gobierno nacional estableció en diciembre de 2001. “Juro que esa situación me puso al borde del abismo. Mis ahorros se esfumaron de un plumazo. Pero la vida me dio la posibilidad de tener amigos como Pablo Cavallero, que estaba jugando en Celta, de Vigo. Fuimos compañeros en Vélez y mantuvimos una amistad por años. Cuando se enteró lo que me había pasado me llamó y me dio una mano enorme para superar ese duro trance”, señaló.

“Vení que monto un negocio y vos me lo administrás”, fue la propuesta del arquero que integró seleccionado argentino en los Mundiales de 1998 y 2002. A poco tiempo de su llegada a España, Cavallero pasó a jugar en Levante. “Como ya estaba afincado en Vigo junto a mi esposa Silvina, que es farmacéutica, decidí quedarme. Jugaba en clubes de veteranos y trabajaba como camarero. Otro rebusque que tenía durante los fines de semana era de portero en una discoteca. Tenía un vida muy movida, pero era la única forma de tener un buen pasar en España”, acotó.

Como la rodilla derecha seguía dándole dolores de cabeza, dejó de jugar al fútbol en forma definitiva por recomendación del médico. “Recuerdo que el traumatólogo que me atendía me dijo que si no dejaba de jugar en cinco años iba estar obligado a usar una prótesis en la articulación de la rodilla. Ahí surgió la idea de practicar natación para colaborar en la recuperación de la zona afectada. Pero lo más triste es que no sabía nadar (sonrisas). Tuve que aprender”, aseveró.

Un buen maestro

En su camino apareció Oscar Soto, un argentino primo de su esposa, que es nadador master en el club Náutico de Vigo. “‘Yo te voy a enseñar. Sólo te pido que pongás dedicación en lo que harás’, fueron las palabras que utilizó cuando acepté su ayuda”, recuerda.

No le fue sencillo este nuevo desafío en su vida. Pero Roque tuvo la paciencia necesaria para ir evolucionando en el día a día. Hoy es una de las principales figuras del equipo master del club Náutico de Vigo. “Hace unos días conquisté una medalla de oro en el campeonato gallego en 4x50 libres mixtos y dos de plata en individual. Mi próximo objetivo es participar en la Travesía Cies-San Simón, que se correrá el 4 de julio sobre 27 kilómetros. Todo un desafío”, aseveró.

Aunque sigue añorando su “Jardín de la República”, donde vive su familia, reconoce que su idea es permanecer en Vigo.

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