"Sobrevivir" bien valió la pena

"Sobrevivir" bien valió la pena

Aguilares no tuvo piedad con los binomios: de 34 que comenzaron, finalizaron 15. Incluso los dos Maxi Rally nacionales no pudieron finalizar. La competencia, que tuvo un cierre con mucho público en el superespecial, la ganó Miguel Reginato

 la gaceta / foto de osvaldo ripoll la gaceta / foto de osvaldo ripoll
11 Mayo 2015
De antemano lo sabían: en Aguilares, más que vivirlo, al rally hay que sobrevivirlo. La complejidad de los pisos que presentó la octava edición de la prueba no fue una excepción a la tradición. Una vez más le hizo honor a la fama de parada dura al extremo del Campeonato Provincial de Rally, pero que siempre captura la atención de los pilotos. “Hay un sentimiento especial”, reconoció Miguel Reginato, ganador de la general de la segunda fecha del torneo. “La gente nos hace sentir su calidez”, explicó el líder de la clase A-7.

¿Situaciones que se dieron en tierras aguilarenses de lo que estableció el hombre Dakar? Por ejemplo que, cuando Reginato dialogaba con LG Deportiva, todavía había niños que querían una foto junto a él cuando la noche ya era compañera del cierre de la competencia. El escenario del superprime, el circuito “Víctor Hugo Fillipini”, fue el tramo donde mejor representada quedó esa calidez a la que se refirió Reginato. Porque desde temprano la gente esperó la llegada de las máquinas para presenciar cómo los autos completaban poco más de un kilómetro de curvas y contracurvas en las que el polvo se levantaba y quedaba en suspensión por varios segundos.

El público también acompañó en los caminos, los mismos en los que las piedras hacían ruido cuando impactaban en los chasis. Cómo será de complicado el planteo de los tramos aguilarenses que hasta el amo y señor de la zona, Juan José Gil de Marchi, que apostó por ponerle espectáculo a la fecha en su casa, solo lo pudo hacer hasta la mitad cuando el radiador dijo basta. Aguilares tumbaba en la cálida mañana a pleno sol a uno de los dos Maxi Rally que corrían especialmente (el otro, de Paulino Conte no terminó el primer especial).

Hubo una larga espera porque tras un fuera de camino de Gabriel Nieva hubo que socorrer al binomio, parar y acomodar de nuevo todo. Suspensión que no opacó el show deportivo. Demoró, eso sí, pero, como estableció el ganador, puede suceder. “Es un deporte amateur, la dirigencia es amateur y antes de criticarla, hay que ponerle el hombro”, reflexionó Reginato.

Casi como Nieva, el ganador de la clase A-6, Ricardo Collado (h) -foto de la izquierda-, sufrió la dureza de Aguilares. Las secuelas en el VW Gol rojo de “Ricardito” eran visibles en la puerta del navegante. “Entramos pasados en una curva. Por suerte, pegamos en un talud de tierra que nos devolvió al camino, zafamos”, describió Ricardito. “Son caminos muy duros. Uno cree que al no ser montaña, son más fáciles, pero no: son pisos que se van huellando con muchas piedras y termina siendo muy complicado”, describió Collado (h). El ganador de la clase puede darse el lujo de decir que terminó en una de las dos categorías que finalizó con más autos. Los cuatro autos de la A-6 le dieron un punto en común con la N-1 que conquistó Ernesto Lord. Como en la primera fecha, el Fiat Palio que preparan los hermanos Matarrese llegó primero. Lord sostiene que la asistencia que recibe de su equipo es clave para que él pueda ganar. “Gané porque hay un auto confiable y se trabaja mucho en él. La carrera es del equipo porque hacen un trabajo impecable. Tengo la tranquilidad de tener un auto que sé que no se va a romper”, explicó Lord.

Y es eso lo que exactamente se necesita en la tierra de los mejores corsos: una máquina que sobreviva a las exigencias de los caminos aguilarenses.

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