Hicieron "Play" con Messi

De cómo dos amigos bonaerenses estuvieron mano a mano con el mejor del mundo, en un partido de Play que jamás imaginaron

INSTANTE. Santiago (al lado de Messi) y “Tute” (1° a la ezquierda, con Marcelo Puppio, el tercer jugador), en pleno partido. INSTANTE. Santiago (al lado de Messi) y “Tute” (1° a la ezquierda, con Marcelo Puppio, el tercer jugador), en pleno partido.
Los sueños están para cumplirse. Casi como si fuera un legado de una abuela jefa de familia, esas palabras se acomodan de manera exacta, hasta caprichosa, a esta historia real. Absolutamente real. De Argentina a España. De Buenos Aires a Barcelona. De Santiago Morad y Mateo González Tornquist a Lionel Messi. Sí. El 400 veces goleador está en el final de la historia y también en el principio, como inspiración de cientos de comportamientos que la fascinación que genera su futbol disparan constantemente en miles de personas alrededor del mundo.

“Iba en el tren con mamá. Estaba casi dormido cuando ella me codeó y me mostró que le había llegado un mensaje al celular. ¿Por qué no jugás?, me propuso. Lo miré y me enganché, obvio. Era un concurso de preguntas y respuestas sobre Messi con varias instancias de premios y la posibilidad de viajar a Barcelona para conocerlo”. Quien habla en primera persona es Santiago Morad, actor protagónico de esta historia que recordará toda su vida.

Santiago es hincha de River y fanático total de Messi, a quien descubrió en lo de su gran amigo, “Tute” Gonzalez Tornquist, “xeneize” desde la cuna. Era 2005, el sub20 de Argentina jugaba la final del mundial en Holanda y Messi se asomaba por primera vez a la gran vidriera del hincha argentino.

La propuesta inicial se duplicó y ambos respondieron bien, sumaron puntos, ganaron sendas consolas de juego y accedieron al torneo de Play que definía las tres personas que viajarían a Barcelona. El sueño estaba más cerca. Y, lo mejor, ya no dependía del azar sino de lo que cada uno supiera hacer jugando “a la play”. “A los tres días de haber contestado las preguntas, estábamos subiéndonos a una camioneta que nos llevaba a la Ciudad Play, en el Musimundo de Lomas de Zamora, en el Gran Buenos Aires. Allí nos encontramos con los coachs, quienes nos explicaron el manejo de la Play 4 y después de evaluarnos designaron las parejas”. Los amigos suenan como uno, pero debieron jugar separados.

Para el torneo por los tres viajes los ocho finalistas fueron asignados en cuatro parejas y jugaron un turno de semifinales. Las parejas derrotadas quedabon eliminadas, las ganadoras iban al partido final, quienes perdieran la final, jugarían mano a mano por el tercer cupo. Los nervios eran el factor común. Por separado, Santiago y “Tute” ganaron las semifinales y se enfrentaron en el juego decisivo. En formato play, fueron dos tiempos de tres minutos cada uno. Un suspiro de seis minutos para ganarse un viaje a Barcelona. Una eternidad de seis minutos para conocer a Messi. “Mi dupla era mejor, mi compañero jugaba muy bien. Por eso, tenía más chances de ganar la final. Pero también más necesidad de hacerlo, porque si debía jugar mano a mano contra mi compañero por la tercera plaza, el partido iba a ser muy difícil”, dice Santiago. Con una sonrisa, “Tute” coincide: “Sabía que era difícil ganar la final, yo estaba un escalón abajo y quien jugaba conmigo había aprendido una semana antes, después de haberse clasificado por haber contestado las preguntas. Aunque, como estaba planteado el torneo, mi chance era más firme porque si perdía la final, casi seguro iba a ganar el partido individual contra mi compañero. ¿Se entiende? Mi peor momento fue antes, en la semifinal, que ganamos por penales”

El resto fue de acuerdo a lo que ambos habían imaginado. La final la ganó Santiago 2-0 con goles propios, de Messi e Iniesta. Y el tercer viaje fue para “Tute”. La ciudad play era una fiesta para ellos. Hubo abrazos, miradas, saludos, apretones de manos. Fuera del lugar, a unos pocos kilómetros, ambas familias festejaban. “Parece mentira pero estábamos con poca batería en los celulares. Cuando “Tute” estaba jugándose el viaje, pude cargar un poquito mi teléfono y avisarles a los padres. Los míos ya sabían. Todos se volvieron locos y estaban más felices que nosotros mismos” (Santiago).

El torneo fue el 2 de abril. El viaje el lunes 6 a la noche. Llegaron el martes 7 y el miércoles 8 estuvieron en el Camp Nou, en el partido contra el Almería, que Barcelona ganó 2-0 con un gol de Lio. Y el jueves 9, en su oficina, fue el encuentro.

“A Lio lo vimos en su oficina, el noveno piso de un edificio de oficinas que son de Messi. Vimos al padre, a uno de sus hermanos. Hay vitrinas en donde están los balones de oro, miles de trofeos, fotos, camisetas, tapas de revistas. Te das cuenta que es de alguien muy grosso. La reunión estaba pautada para las 15, llegamos medio justos y mientras esperábamos estábamos muy nerviosos, mucho más que cuando jugamos por el viaje. En mi caso (dice Santiago) ya sabía que iba a jugar en pareja con Messi, contra “Tute y el otro ganador, Marcelo Puppio. Para definir eso habían hecho un concurso en la Sagrada Familia, una especie de búsqueda del tesoro. Había que encontrar una pista de PlayMessi, el primero en encontrarla jugaría con él. Vi a una familia entera vestida con la remera de Play Messi. Fui corriendo y ellos se dieron vuelta y me mostraron un cartel que decía: “Vos jugás con Messi”. No podía creerlo, iba a jugar a la play con el más grande”

- ¿Y cómo fue?

- Increíble, ¿qué te puedo decir? (sigue Santiago). No tuvimos que esperarlo demasiado, apenas lo suficiente como para configurar los controles. Lo hicimos y dejamos todo listo para jugar. Unos minutos después comenzó el movimiento sobre la derecha del ambiente. Las cámaras se movieron para ahí y nos quedamos mudos. Se abrió la puerta y entró. Casi mirando para abajo, con las manos en los bolsillos, vestido de jeans y zapatillas. Es más alto de lo que parece en televisión. Encaró para nosotros y tiró: “qué hacen chicos?” ¡Guauuuuuuu! Era Messi en persona. Lo cuento ahora y sigo sin poder creerlo.

- Era difícil hablar (agrega “Tute”). Él tampoco charla demasiado, se le nota mucho que es tímido y que no le resulta cómodo hacer estas cosas. Nos preguntó cuándo habíamos llegado y ninguno contestó. Entonces Santi dijo, “llegamos el sábado”. Y de atrás nos gritaron: “¡el martes!” Obvio, nos reímos todos. Estábamos como perdidos.

Y entonces empezaron a jugar. Santiago lo tenía al lado, en el sillón y en la play, para tirar paredes sentir el magnetismo y disfrutar sus goles. “Tute” lo tenía enfrente, para verlo desde otro ángulo y sufrir sus gambetas y su magia. Porque conste que Messi juega bien, muy bien, también cuando él se maneja a sí mismo desde afuera de la pantalla. Fue otra eternidad de 6 minutos, con victoria de Lio y Santiago. “Hicimos un gol cada uno. El primero fue el mío, él se dio vuelta, chocamos las manos y me dijo: ¡Golazo! Estaba festejando un gol con Messi, no podía creerlo! Después clavó el segundo, tremendo gol , y así ganamos 2-0. Entonces, cuando terminó el partido, nos miró a todos y, con tono canchero, mandó: ‘Sigo invicto.”

Y “Tute” completa: “El tipo juega muy bien. Al principio arrancó despacio, me parece que nos estaba midiendo. Al ratito ya estaba a pleno y la ‘rompió’. Ni siquiera podíamos pegarle patadas. Con Santi tiraron paredes, ‘Lio’ mete trucos en cada jugada”.

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