TAILANDIA.- Siempre se dice que un padre haría cualquier cosa por un hijo, y nada es más cierto que esa aseveración. El claro ejemplo de eso es lo que intentó hacer una pareja con su pequeña niña de dos años, fallecida en enero pasado.
Matheryn Noavaratpong, que padecía un cáncer de cerebro, fue congelada criogénicamente con la esperanza de poder revivirla de aquí en un tiempo, cuando sea hallada la cura para esta enfermedad.
La pequeña fue diagnosticada con esta enfermedad después de ser llevada a un hospital de Bangkok, en donde le hallaron un tumor de 11 centímetros en el cerebro, informó
motherboard. Sus padres, a pesar del contexto bañado de dura realidad, no pierden la esperanza.