Vecinos denuncian que los ladrones no los dejan vivir

Vecinos denuncian que los ladrones no los dejan vivir

Dicen que es imposible esperar el colectivo.

MIEDO EN LA CALLE. Las mujeres confesaron que temen salir solas. MIEDO EN LA CALLE. Las mujeres confesaron que temen salir solas.
09 Marzo 2015
A Johana Almirón le robaron 10 veces y siempre con la misma modalidad: barretearon la puerta cuando ella no estaba, entraron a la casa y se llevaron todo lo que encontraron. Pero no es la única persona del barrio San Francisco que ha sufrido este tipo de hechos. Por el contrario, los vecinos aseguran que los robos en las casas y los arrebatos en la calle son tan habituales como la salida del sol.

El barrio está ubicado al sur de la capital, a pocas cuadras del flamante Manantial Sur, a donde fueron trasladadas cientos de familias que antes vivían en “Villa Piolín” (barrio Ángela Riera) y “El Triangulito” (en La Ciudadela). Pero los nuevos habitantes no fueron recibidos con alegría por las personas que viven en los alrededores, sino que los observan con desconfianza. “Estamos gravemente afectados por el traslado de esta gente. Si bien antes robaban, no era como ahora que todos los días tenemos un robo”, se quejó Almirón, apoyada por otras vecinas.

Según contaron las mujeres, no pueden salir solas ni a la puerta y la zona más peligrosa es la parada del colectivo, que no pueden evitar porque es el medio de transporte que utilizan para ir a trabajar. “Tenés que ir acompañada a la parada del colectivo o tenés que llamar a alguien para que te vaya a esperar porque arrebatan las carteras todos los días”, aseguró Almirón. En ese sentido, agregó que también son frecuentes los asaltos arriba del ómnibus. “Suben a los colectivos y les roban a todos los pasajeros”, explicó.

En las casas

Hace poco más de una semana, los ladrones entraron por décima vez a la casa de Almirón. “Me llevaron la moto con todos sus papeles, el DVD, la computadora y hasta el módem de internet. Ya no tengo nada de valor en mi casa”, relató indignada.

Algo similar le sucedió la semana pasada a Amanda del Valle Ale. Delincuentes se metieron en la planta alta de su casa, donde su hija está armando su vivienda, y la desvalijaron. “Me robaron todo lo que había ahí: la cocina, la mesa, los utensilios, todo”, enumeró.

María Angélica Gómez tampoco se salvó. Si bien el robo que sufrió ocurrió hace varios años, le sirvió para tomar las precauciones pertinentes. “Me tuve que encerrar totalmente, tengo rejas en todas partes. Si me llega a pasar algo, no sé cómo van a entrar los vecinos a socorrerme”, dijo con preocupación.

Las mujeres explicaron que, ante esta situación de inseguridad, les urge una nueva comisaría. “Lo que pasa es que llamás a la Policía y a veces demoran hasta dos horas en llegar. Y no por mala voluntad de ellos, sino porque están lejos y tienen muchos barrios”, afirmó Almirón, en referencia al personal de la seccional 8ª, a cuya jurisdicción pertenecen.

Además, plantearon la necesidad de prevenir ellos mismos el delito. “Llamo a la solidaridad de los vecinos para ver si nos podemos organizar aunque sea entre nosotros para tomar alguna medida”, solicitó Almirón.

“Sería bueno que interceda alguien porque estamos todos expuestos. Los policías que mandan a este barrio están siempre en la plaza charlando o hablando por teléfono, menos haciendo lo que les compete y no nos resguardan”, se quejó, por otra parte, Élida Caliva. Y exigió: “que alguien patrulle las calles, sobre todo en los horarios que la gente sale a tomar el colectivo para ir a trabajar”.

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