Las voces sonoras se entrecruzan. Giran. Se expanden. Se contraen. Estallan. Viajan en rumores de jazz. De rock sintetizado. El abrazo electrónico fabrica universos fríos, atmósferas etéreas, nocturnidad callejera. “Pájaro de Fuego” echa a rodar once temas en “La rueda de la fortuna”. La banda, liderada por Esteban Sehinkman (sintetizadores, Rhodes y autor de las piezas), se completa con Matías Méndez (bajo), Daniel “Pipi” Piazzolla (batería) y Nicolás Sorín (canto y sintetizador). Se nota una gran afinidad entre sus integrantes que logran, por cierto, un producto homogéneo. Se percibe la búsqueda de un lenguaje sonoro, a partir de elementos de diversas estéticas. Es una música que despierta sensaciones, colores, camina por cornisas rítmicas, se despeña en abismos obstinados. “Pesante (segunda parte)” arroja serenidad a esta dialéctica artificial, que es vehemente y, por momentos, energía pura.
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