La avenida Güemes, cada vez más peligrosa

En la esquina de Güemes y Francia hubo varios accidentes. Los semáforos se apagan de noche. Imprudencias al volante

RIESGO. En un choque, un micro se subió a la platabanda y derribó un poste. la gaceta / foto de osvaldo ripoll RIESGO. En un choque, un micro se subió a la platabanda y derribó un poste. la gaceta / foto de osvaldo ripoll
26 Noviembre 2014
Era una calle de tierra, con poco movimiento de vehículos y gente conversando en las veredas. Hasta que en 2005 todo cambió. Los vecinos del barrio Independencia pensaron que la llegada del asfalto era sinónimo de progreso. Al poco tiempo que se inauguró la avenida Güemes, esta se convirtió en una pista de carrera cada fin de semana a la noche y los residentes de la zona vieron cómo su sueño se convertía en pesadilla.

La Güemes se creó con el objetivo de convertir esta vía en el principal acceso a Concepción desde la nueva ruta 38. Es una avenida ancha (tres carriles de cada lado), con asfalto en perfecto estado y con cruces semaforizados. De día no hay problemas, sostiene Daniel Montoro, director de Tránsito municipal. “De noche, cuando los semáforos quedan en intermitente, hay que circular con cuidado. Y muchos lo hacen con imprudencia”, explica.

Laura Méndez dice que ya prácticamente no puede dormir por las noches. Ella vive justo en la esquina de avenida Güemes y Francia, donde hace un mes chocaron un ómnibus de larga distancia de la empresa Sierras de Córdoba y otro de la empresa Exprebus, de Tucumán. El incidente se produjo a la madrugada y ocho pasajeros resultaron heridos en el hecho.

“No me sorprendió escuchar las sirenas de la ambulancia. Unos días antes nos sobresaltamos porque tres chicas que iban en moto chocaron con una camioneta. Era evidente que las jóvenes estaban alcoholizadas”, resalta la vecina. “Lamentablemente tenemos que vivir encerrados. Aquí circulan a contramano, a gran velocidad. Es un peligro, ya no se puede ni cruzar”, dice la mujer, de 50 años. “Los semáforos no deberían estar apagados de noche”, sugiere.

Rosa Asán y su hermana Asira, de 68 y 73 años respectivamente, viven en Francia al 1.000, a metros de la avenida Güemes. A ellas también les cuesta adaptarse al intenso tránsito que tiene la zona. “Ahora todos los colectivos pasan por acá. Las frenadas se oyen a casa rato. No se por qué corren tanto los chicos que salen en motos de las escuelas. Después de las 6 de la tarde es un infierno”, comenta Rosa. “Debería haber más controles”, se sumó Asira.

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