Siguen los combates en Irak y secuestran a religiosos católicos

Siguen los combates en Irak y secuestran a religiosos católicos

Los políticos no logran acordar un gobierno.

07 Julio 2014
BAGDAD.- Mientras en Bagdad el arco político sigue sin poder consensuar un gobierno de unidad, en el norte de Irak los últimos combates entre el Ejército y milicias insurgentes arrojaron 115 muertes del lado de los rebeldes y profundizan un conflicto que cada vez se parece más a una guerra civil.

En Mosul, al norte de Irak, rebeldes del grupo terrorista Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS) asaltaron una iglesia católica y secuestraron a dos sacerdotes y a una monja, aseguraron ayer testigos. Los combatientes irrumpieron armados y llevaron a sus víctimas a un lugar desconocido. La agencia de noticias Iraq Press dijo que el ataque iba dirigido contra una iglesia ortodoxa siria.

En tanto, la coalición del primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, debería dejar de apoyarlo en su intento por lograr un tercer mandato y en vez de eso tendría que elegir a otro candidato, señaló ayer el clérigo musulmán chií Moqtada al-Sadr, en medio de “un punto muerto” en el Parlamento sobre la formación de un nuevo Gobierno. “Nos involucró en largas disputas de seguridad y en grandes crisis políticas”, dijo, y sugirió que evitar un tercer mandato de Maliki sería un un hecho positivo.

Maliki enfrenta una creciente presión desde que militantes del ISIS tomaron en junio el control de partes del norte y oeste de Irak y declararon un califato sobre tierras que ellos y grupos armados sunníes capturaron en Irak y en Siria.

EEUU, Irán, la ONU y los clérigos chiíes de Irak instaron a políticos iraquíes a superar sus diferencias para enfrentar la insurgencia.

Fuerzas del Gobierno seguían combatiendo ayer a militantes del Estado Islámico al sur de la ciudad de Tikrit, bajo control de los rebeldes, que el Ejército aún no ha recuperado tras el inicio de una ofensiva el 28 de junio, señaló el portavoz militar de Maliki, Qassim Atta.

Los opositores de Maliki lo acusan de fomentar el divisionismo y la crisis política y quieren que abandone el cargo. Lo responsabilizan de gobernar para la mayoría chií en detrimento de las minorías sunníes y kurdas. (DPA-Reuters).

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