La fragilidad de una pareja en carne viva

La fragilidad de una pareja en carne viva

El San Martín recibe a una obra clásica del teatro argentino, con los protagónicos de Alberto Ajaka y Eleonora Wexler

GIRO DRAMÁTICO. El tranquilo mundo de Jorge y Susana cambia cuando la televisión de descompone.  GIRO DRAMÁTICO. El tranquilo mundo de Jorge y Susana cambia cuando la televisión de descompone.
30 Mayo 2014

ACTÚA HOY Y MAÑANA

• A las 22 en ambas funciones, en el Teatro San Martín (Avenida Sarmiento 601).


La firmeza de su relación de pareja es proporcional a la televisión que los une y que, al mismo tiempo, anestesia tus sentimientos. En ese living de clase media, con un piano en desuso que es el símbolo de frustraciones tapadas, todo se derrumba en el matrimonio cuando el aparato omnipresente se rompe. No sólo se descompone esa vieja TV amarilla: es un vínculo que se descubre vacío y en carne viva el que debe ser arreglado.

En 1975, Sergio de Cecco y Armando Chulak escribieron “El gran deschave”, que se transformó en una de las obras de la dramaturgia argentina más representadas tanto dentro como fuera del país, y que hoy y mañana se verá en Tucumán. La historia de Susana y Jorge atrapó a más de una generación y sigue siendo atractivo para el público, más cuando el texto es representado por un elenco de primer nivel, con la dirección de Luciano Suardi. Los protagónicos están en manos de Eleonora Wexler y de Alberto Ajaka, con la participación estelar de Graciela Pal, Marcelo Buccosi e Iván Moschner. La puesta se completa con música original de Carmen Baliero, que tocan en vivo Juan Faisal, Miguel Alché y Martín Miguel López Grande.

“‘El gran deschave’ es un texto importante dentro de la dramaturgia argentina. Ciertos contextos no resuenan hoy como cuando se escribió, hace 40 años. Pero es una obra sobre el desencuentro de una pareja producto del derrumbe de los encuentros que la sostuvieron. Su condición dramática es clásica, y por lo tanto, actual”, dijo Ajaka, en entrevista con LA GACETA.

- Tu personaje atraviesa una crisis profunda de pareja, a partir de un hecho casual. ¿Te pasó algo parecido en tu vida privada?

- ¿A quién no? Pero es teatro en la medida que ocurre el fenómeno de la representación teatral, y ojalá eso ocurra en las fechas en Tucumán. Luego sí, no da lo mismo cualquier texto, y en este caso es un texto que rescata con inteligencia la coloquialidad porteña. El desafío es, por ejemplo, entender esos resortes que operan sobre el lenguaje (sus tiempos, sus “doble sentido”, sus ritmos, etc) y mecharlos en la escena.

- ¿Es un desafío especial llegar al Cervantes?

- No tengo una gran fantasía con los nombres, aunque sean espacios de gran historia teatral. Uno supone que si está, es porque lo quieren. Sí me sorprendió para bien el cariño estimulante con el que labura la gente de ese teatro. A mí se me impone actuar, incluso, más de una vez a mí pesar. Actúo para no ser actuado por otro.

- ¿Pensás volver a incursionar como dramaturgo y director?

- Estoy en eso, todo el tiempo. La compañía que dirijo tiene en cartel “Llegó la música” y estamos ensayando para estrenar en setiembre, en la sala Sarmiento del Complejo Teatral San Martín, un nuevo trabajo: “El hambre de los artistas” .


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