El CAPS de Alta Gracia debe atender sin agua a 449 pacientes

El CAPS de Alta Gracia debe atender sin agua a 449 pacientes

Mientras el personal médico tiene dificultades para curar heridas, la escuela de la zona debe suspender las clases cuando no hay agua.

09 Marzo 2014
El personal del CAPS de Alta Gracia, en El Timbó, atiende a los 449 pacientes que les corresponde por su jurisdicción en un modesto edificio de no más de 10 metros de frente. Dos médicos, dos enfermeras, un agente sanitario y un empleado administrativo brindan los servicios de atención primaria a los habitantes de una zona con alto riesgo sanitario, debido a la escasez de agua.

“Nosotros mismos no tenemos agua”, explica la doctora Verónica López Sosa, médica del lugar, mientras abre una canilla para comprobar las condiciones en las que atiende a los pacientes. “Lo más difícil es atender a los heridos. Sin agua, tenemos que hacer lo que podemos con alcohol y otros elementos de desinfección”, asegura López Sosa.

Por el CAPS pasa, una vez por semana, un camión cisterna que llena el tanque. Sin embargo, según López Sosa, la carga alcanza, con suerte, para tres o cuatro días. Además, explica, como los vecinos del lugar tampoco tienen servicio, muchas veces sacan agua del tanque y, de pronto, el personal lo encuentra vacío.

Según la médica, los niños del lugar son los más perjudicados por la falta de agua corriente. Asegura que, si bien en las casas hay tanques que son provistos una vez por semana, los vecinos no cuentan con las condiciones de conservación del líquido. Agrega que muchas veces desde el CAPS se reparten pastillas de potabilización para que coloquen en los recipientes, pero no siempre hay disponible.

En la entrada del CAPS, un afiche del Ministerio de Salud de la Nación invita a la población a no acumular recipientes con agua en las casas para evitar el mosquito del dengue. La médica sostiene que en una zona donde la población no tiene agua, estas medidas son difíciles de cumplir.

“La higiene es otro problema. Uno les insiste en que se laven las manos, los alimentos, los utensilios. Pero ellos muchas veces no tienen con qué”, lamenta López Sosa.

El camión cisterna también llega a la escuela Vicente Vital Heredia, de Las Salinas. Llena dos tanques que proveen de agua a 280 alumnos de cada turno, pero todos saben que no deben beberla, explica el secretario del establecimiento, Francisco Noriega. “Cuando se nos acaba el agua del tanque tenemos que suspender las clases y mandar a los chicos a la casa, porque tenerlos en esas condiciones es sanitariamente peligroso”, agrega el funcionario.

Temas El Timbó
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios