Cena entre amigos

Cena entre amigos

LG Deportiva fue testigo de lujo de una práctica y cena de este combinado de campeones. La reseña de una noche que no tuvo desperdicios.

SOBREMESA. Luego de la cena, los jugadores compartieron anécdotas sobre sus experiencias y pasaron un lindo rato. Las risas estuvieron, como siempre, a la orden del día. SOBREMESA. Luego de la cena, los jugadores compartieron anécdotas sobre sus experiencias y pasaron un lindo rato. Las risas estuvieron, como siempre, a la orden del día.
01 Marzo 2014
Es miércoles a las 20.30 y el centro porteño empieza a quedar desolada. La popular calle Florida comienza con la mutación diaria. De ser un enjambre de piernas, en un abrir y cerrar de ojos, queda desierta. Minutos más tarde, un grupo de cartoneros salta a escena. Con su partida un putrefacto olor, producto de la basura desparramada en el pavimento, se apodera del ambiente. El gigante queda en penumbras y cuenta los minutos para recibir un nuevo día y recuperar su esplendor.

Pero, para cuando todos es el momento del descanso reparador, en otro punto en el mapa de la gran ciudad comienza la acción. A casi una hora de distancia, en Larrazabal y Ercilia (Liners) unas cuantas almas encuentran su cable a tierra. Desde la calle, por encima de un enorme muro se visualizan unos reflectores que delatan una cancha de fútbol 5, pero no una cualquiera. Sino “la” cancha de fútbol.

LG Deportiva atraviesa el portón de entrada y, ni bien da los primeros pasos dentro del predio, comienza toparse con viejas glorias del fútbol argentino. Alejandro Mancuso, el anfitrión de lujo sale al encuentro con una sonrisa de oreja a oreja. “¿Qué hacen, queridos? Pasen, pasen, siéntase como en sus casas”, dice y brinda un abrazo fraterno. Ninguno de los presentes baja la mirada ni se hace el distraído. Uno a uno, comienzan dar la bienvenida a los recién llegados.

Oscar Ruggeri, José Luis Calderón, Esteban Fuertes, Oscar Passet, Mariano Pernía, Cristian “Ogro” Fabbiani, Esteban “Gallego” González y Aníbal Matellán, entre otros se acercan y brindan un cordial saludo. El cronista no cae ante tamaña bienvenida a un forastero por demás ignoto.

“El que viene acá siempre es bien recibido. Somos así y no tenemos otra forma de trato. Acá todos son uno más del grupo”, explica “Mancu” el padre de la criatura. Esa criatura es el Fútbol Indoor Show creación del otrora volante central, como una herramienta para ex futbolistas que quieren seguir alimentando el “bichito” del fútbol. “Nos juntamos todos los miércoles, hacemos un entrenamiento y después compartimos una cena. Esto es una familia en la que todos disfrutan de un momento agradable”, revela más detalles Mancuso.

Pero este miércoles no es una práctica más. Es la última antes de una serie de presentaciones en sociedad del seleccionado argentino del Indoor ante Brasil con todo lo que ello implica. Por eso “Gallego”, el DT del combinado, toma las pecheras y las reparte. Da alguna indicaciones, aunque la magia de estos cracks no necesitan muchos consejos. “Son unos fenómenos y todos juegan en serio”, afirma el hombre que en 1995 convirtió un gol clave para San Lorenzo gritara campeón en Rosario.

Pero luego del silbatazo final, arranca lo mejor. El popular “Galíndez”, aquel masajista y utilero célebre de la selección Argentina es el cocinero de lujo que tiene el grupo. Y, con el menú listo, las figuras rodean una mesa enorme, testigo fiel de historias de todo tipo.

Carcajadas, aplausos y hasta algunas caras largas al recordar episodio no muy felices, desfilan por un quincho preparado para la ocasión. Y en medio de tantas estrellas, aparece Adrián Manuel González, ex defensor de Banfield y Colón entre otros clubes que bien podría haber sido humorista. Él no para un segundo con las bromas, los bocadillos hacen estallar de la risa a todos. “Siempre fui así. Me sale solo y disfruto mucho estas noches que son bárbaras”, dice el ex zaguero que casi mata a muchos durante la sobremesa.

Impulsado por Mancuso, González cuenta una anécdota que se llevó todos los aplausos. “Una vez estando en Colón, estábamos en el estadio esperando para viajar, y un hombre al que se le había parado la camioneta se le acerca a “Bichi” y le pregunta: ¿usted es “Fuertes”?, y ante la afirmación de Esteban le dice: “no me ayuda a empujar mi camioneta”. González suelta una carcajada y el grupo comienza a festejar el chascarrillo y a burlarse del ex goleador de Colón.

La sobremesa se hace eterna. Son más de las 2 de la mañana y casi nadie se mueve de la silla. En algunos pasajes del encuentro, las risas quedan de lado y las caras no son las mejores. El grupo actúa de psicólogo de alguna gloria que pasa un mal momento. “Esto es así”, jura Mancuso dejando en claro que las puertas de su canchita están siempre abiertas para todos. “Viene el que quiera. El otro día estuvo Marcelo (Tinelli), otro vez vino David (Nalbandian). Nunca se sabe quién puede caer. El que está desocupado sabe que acá puede pasar un buen rato”, explica antes de despedirse. “Si otro miércoles están en Buenos Aires, lléguense por acá; serán bienvenidos como siempre”, despide “Mancu” al equipo de LG Deportiva y le baja la persiana a una noche gloriosa, la de una cena entre amigos que se brindaron por completo para con los visitantes sin pergaminos.

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