“Los clásicos siguen vivos sin perjuicio de las nuevas obras”

“Los clásicos siguen vivos sin perjuicio de las nuevas obras”

El actor representó “Los Áspides de Cleopatra” en España, en un proyecto que indaga la gran dramaturgia del Siglo de Oro.

TRABAJANDO EN MADRID. El tucumano interpreta a Lelio, el sacerdote egipcio que acompaña a Cleopatra.  GENTILEZA RUBÉN SZUCHMACHER TRABAJANDO EN MADRID. El tucumano interpreta a Lelio, el sacerdote egipcio que acompaña a Cleopatra. GENTILEZA RUBÉN SZUCHMACHER
03 Febrero 2014
En 2012, junto al director argentino Rubén Szuchmacher trabajó en “La Segunda Parte de Enrique IV”, de William Shakespeare, nada menos que en el Shakespeare’s Globe Theatre de Londres. Y ahora, hace pocos días, representó otro clásico, pero en España. Desde hace muchos años Carlos Sims está radicado en Buenos Aires y su carrera artística no para de crecer.

El actor tucumano integra el elenco de “Los Áspides de Cleopatra”, de Francisco de Rojas Zorrilla, que se estrenó en Madrid, luego de haberse presentado durante la temporada pasada en el Teatro San Martín, de Buenos Aires. “Los Áspides de Cleopatra” subió a escena durante casi todo enero, como parte de la programación oficial 2014 de la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España.

Una compañía española lanzó el proyecto “Laboratorio América” para indagar sobre la recepción y transformación de los clásicos del Siglo de Oro español en Latinoamérica. En el país el proyecto fue dirigido por Guillermo Heras, quien seleccionó al actor. Desde España, Sims respondió las preguntas de LA GACETA.

- ¿Cómo fue la repercusión en España?

- El reestreno aquí en Madrid salió fantástico. Al principio estábamos todos un poco inquietos porque sabíamos que como el Teatro Pavón de la Casacuberta es muy diferente al San Martín de Buenos Aires, el director iba a tener que ajustar muchas cosas. Pero nos jugaron a favor los casi cuatro meses de temporada porteña para que la obra reviviera con su esencia en España. Además tuvimos un excelente equipo artístico y técnico en ambos teatros, que hizo posible hasta lo más difícil. El público madrileño nos recibió de una manera increíble: fue una alegría enterarse a los dos días de estrenar que ya estaban completas todas las funciones del fin de semana. Había un auténtico interés y todos sabían que éramos actores argentinos. Los clásicos del Siglo de Oro son mucho más populares aquí y creo que esto hizo que se disfrutara de una manera muy natural, sin prejuicios de “teatro serio”. Lo mejor era cuando salíamos a saludar: ver las caras de alegría y recibir los cálidos aplausos.

- ¿Qué rol te tocó interpretar?

- Interpreto a Lelio, el sacerdote egipcio de la corte de Cleopatra. Lo interesante del papel es que en la época de los ptolomeos los sacerdotes no sólo cumplían funciones religiosas, sino también políticas y militares. Esto ayudó a que después, en el proceso creativo, surgiese la idea de compararlo con un “ministro del interior” de nuestros días. Además, Lelio representa la voz de la conciencia de Cleopatra; debe ponerle un límite a sus asuntos amorosos y a las cuestiones de Estado.

- ¿Tu opinión sobre esta recuperación de los clásicos es que la dramaturgia contemporánea no atrae?

- Hace 216 años que no se representaba “Los Áspides de Cleopatra”; una obra de una poética bellísima y de una partitura perfecta. Este solo hecho para mí justifica este emprendimiento que, a su vez, permite volver a disfrutar los clásicos que son el acervo de nuestra dramaturgia castellana. Sin embargo, pienso que los clásicos siguen vivos sin quitarle espacio a las dramaturgias nuevas, sin perjuicio de las obras nuevas. De hecho, creo que estamos viviendo un muy buen momento en cuanto a nuevas obras teatrales: se me vienen a la cabeza Mauricio Kartún, Luis Cano o Mariano Tenconi Blanco, como buenos y a la vez diferentes exponentes que en los últimos tres años han venido ofreciéndonos universos propios y actuales o vanguardistas, por así decirlo. Quizás estos ya sean los futuros clásicos...

- ¿El desafío actoral es distinto con un clásico?

- Como actor, trabajar en una obra clásica o contemporánea me resulta igual de comprometido. Lo que pasa con los clásicos es que, dependiendo de la manera en que se monten, uno tiene que jugar con formas muy conocidas. Por ejemplo, con esta obra de Rojas Zorrilla siempre estaba la expectativa de cómo íbamos a decir el verso. De todas maneras, para mí el desafío siempre pasa por estudiar e investigar esas formas y textos, para trabajar con la mayor entrega posible a la mirada que tiene el director sobre el material.

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