NUEVA CHANCE. Zárate deja en el camino a Menseguez, que convirtió el segundo tanto de los “millonarios”. El “Rayo” respondió a la confianza que le dio Ramón Díaz.
El análisis permite jugar a dos puntas y a dos resultados. El de un primer tiempo sin fisuras y con goles de River, y el de un segundo acto parco del “millonario” contra un Boca desesperado y todo lo agresivo que no había podido ser en el arranque de esta revancha superclásica en Córdoba.
Está claro que el “millonario” hizo negocio, aunque su imagen se haya devaluado con el correr de los minutos. Y ello fue gracias al amparo de una defensa “xeneize” que ofreció demasiadas ventajas.
Por Lanzini y “Teo” Gutiérrez, el goleador que no hace goles pero que asiste a sus compañeros, River sacó una ventaja imposible de descontar: dos goles. Abrió rápido el marcador producto de una pifia de Joel Rodríguez y de una picardía de “Teo”, que le sirvió el 1-0 a Lanzini. Y después, luego de una atajada de Trípodi al colombiano, otra vez Gutiérrez favoreció a sus colegas con un pase a Lanzini que terminó en los pies de Menseguez, y el “Rayo” gritó el 2-0 gracias a otra pifia de la zaga.
A todo esto, perdida entre varias acciones de riesgo contrarias, Boca solo pintó por la zona de Barovero con un tiro del chico Acosta. Flojo, muy flojo lo suyo, porque cuando despertó tras el complemento se encontró con una pared llamada Barovero.
El arquero fue imbatible arriba, abajo y a los costados. Era lo que River había sido antes, pero bajo su propia valla. Atacó Acosta; atacó Gigliotti; cabeceó Forlín; nada.
River se fue ganador por lo que había invertido y gastado a cuenta en el primer tiempo. Y está bien. Los goles se hacen, no se merecen.
Está claro que el “millonario” hizo negocio, aunque su imagen se haya devaluado con el correr de los minutos. Y ello fue gracias al amparo de una defensa “xeneize” que ofreció demasiadas ventajas.
Por Lanzini y “Teo” Gutiérrez, el goleador que no hace goles pero que asiste a sus compañeros, River sacó una ventaja imposible de descontar: dos goles. Abrió rápido el marcador producto de una pifia de Joel Rodríguez y de una picardía de “Teo”, que le sirvió el 1-0 a Lanzini. Y después, luego de una atajada de Trípodi al colombiano, otra vez Gutiérrez favoreció a sus colegas con un pase a Lanzini que terminó en los pies de Menseguez, y el “Rayo” gritó el 2-0 gracias a otra pifia de la zaga.
A todo esto, perdida entre varias acciones de riesgo contrarias, Boca solo pintó por la zona de Barovero con un tiro del chico Acosta. Flojo, muy flojo lo suyo, porque cuando despertó tras el complemento se encontró con una pared llamada Barovero.
El arquero fue imbatible arriba, abajo y a los costados. Era lo que River había sido antes, pero bajo su propia valla. Atacó Acosta; atacó Gigliotti; cabeceó Forlín; nada.
River se fue ganador por lo que había invertido y gastado a cuenta en el primer tiempo. Y está bien. Los goles se hacen, no se merecen.
Lo más popular








