Patricia Sosa: “siempre hay un vivo que quiere llevarte a la cama”

Patricia Sosa: “siempre hay un vivo que quiere llevarte a la cama”

La cantante, que llega hoy a Tucumán, recomienda a las jóvenes no dejarse arrollar por el machismo del ambiente: “deben hacerse respetar”

24 Enero 2014

ACTÚA HOY

• A las 22, en Casino Parque (avenida Soldati 440). Anticipadas en el lugar y en San Martín 850.



En contraposición con la potencia que ostenta arriba del escenario (ya como intérprete, ya como jurado de un reality), la voz de Patricia Sosa al teléfono suena calma y casi tímida. Sucede que, al momento de la entrevista, la cantante va concentrada en el volante: habla mientras maneja -gracias a la opción manos libres-, porque Sosa siempre está en camino. Ella misma admite que su vida y su carrera podrían sintetizarse como una gira eterna, un permanente subirse al micro en el que, más que dedicarse a mirar el paisaje, Patricia se ha encargado de la mecánica, la conducción y también, por supuesto, del disfrute. En ese micro llega hoy a nuestra provincia, justo un día después de cumplir 58 años, eventualidad que la entusiasma: “creo que cuantos más años uno cumple, más hay que festejar”.

- ¿Qué tipo de show vas a dar en Tucumán?

- En esta gira estoy presentando mi nuevo espectáculo, que es una parte del show “En acción” que presenté en junio en el Luna Park. Tiene un repertorio variado, con muchas canciones de esas que la gente quiere escuchar y en el que incluyo temas de todos mis discos. Me gusta que los shows sean muy participativos, que todo sea una unidad y que nada separe al escenario del público.

- Siendo una artista tan versátil, ¿con qué criterios decidís el repertorio?

- En esta oportunidad no vale un criterio, vale lo que tengo ganas de cantar. En otras oportunidades hice conciertos conceptuales, como cuando homenajeé a La Torre, mi banda de rock, y tocamos material de esos discos; era un show rockero. Pero en este caso, si bien he incluido partes de rock, elegí de todo un poco, porque a mí me gusta cantar variado. También es diverso mi público, debido a mi participación en “Soñando por cantar”. Veo muchas generaciones entre el público y eso me encanta porque me hace rejuvenecer todo el tiempo y estar vigente.

- ¿Qué recuerdos tenés de nuestra provincia?

- En Tucumán viví muchas cosas muy lindas, como cantar el Himno Nacional en la puerta de la Casa Histórica, hacerlo en lengua de señas y tener a mi costado una chica y un chico que hacían lo mismo. Fue muy emocionante. He tocado allí en muchas oportunidades: en la plaza, en las escalinatas de la Casa de Gobierno, pero recuerdo una vez en particular que habíamos actuado con Lito Vitale y que, de repente, aparece un muchacho y me dice “te invito a andar en parapente”. Yo me iba al otro día, pero acepté y fuimos a Loma Bola. Juro que fue una experiencia maravillosa. Además, tengo una amiga muy especial en Tucumán, una nena que se llama “Luchi” Santos Esparrell. La conocí mediante Make a Wish, una fundación que les cumple sueños a los niños. Ella ya se curó, es una niña muy valiente, y yo quedé muy amiga de ella y de la familia.

- Tenés una agenda muy apretada este mes, ¿cómo es trabajar tanto mientras el resto descansa?

- Está bueno porque para mí no es trabajo. Es decir, lo es, pero también es mi vocación. A mí me gusta mucho subir al escenario y, además, trato de pasarla bien en cada lugar. Ese es el secreto.

- ¿Qué hacés para no marearte entre tanto viaje? ¿Qué cosas llevás o hacés como cable a tierra?

- No... ¡yo no necesito cable a tierra! A mí separame del piso. Hace 35 años que estoy de gira y puedo asegurar que es mi vida, es lo que necesito. No me interesan los cables a tierra, al menos para la música.

- ¿Te tocó enfrentarte a muchas situaciones machistas en tu carrera?

- Me sigue tocando, ¿eh? Hay muchos sectores, sobre todo de la prensa, que son muy machistas. No de los compañeros, pero sí de los que manejan el espectáculo. Tenés que estar a los gritos pelados. Bah, yo ya no estoy a los gritos porque tengo gente que lo hace por mí, pero muchísimas veces me dicen “no, esto no” y una sabe que tiene que ver con que es mujer.

- ¿Cómo se manifiesta eso?

- Se manifiesta, por ejemplo, en el programa de música de Bebe Contepomi (“La Viola”). Dice que no me puede hacer notas porque no soy del perfil del ciclo cuando ha entrevistado a todos los hombres del rock y a todos los del pop, porque no es un programa rockero por excelencia, sino que también ha hablado con Ricardo Arjona y Alejandro Sanz. Después, cuando te ven en persona, sos íntima amiga, pero en la cancha no es así.

- ¿Qué les dirías a las cantantes jóvenes a modo de advertencia?

- Que no se dejen llevar por delante, de ninguna manera. Que en todos los ambientes existe el machismo y el vivo que lo único que quiere es llevarte a la cama. Entonces que se hagan respetar, que únicamente se llega con esfuerzo y talento. Por más novia que te pongas con el productor de turno, no te asegura nada.

- ¿Creés que el “Soñando por cantar” hizo que el público te viera de otra manera?

- Ay, sí. Creo que mucha gente que no escuchaba mi música empezó a escuchar mis devoluciones y, a partir de eso, a fijarse cómo cantaba. Ahora mis recitales se llenan de otro público, uno más jovencito que me descubre por la televisión, porque en realidad yo era la cantante que escuchaban sus padres. Pero se prenden mucho con la TV y eso hace que se empiecen a copar con mi música. Tengo un club de fans que se llama “Sosamaníacas”, con chicos de 12 a 16 años. La TV es genial, si está bien hecha.

- ¿Volverías a participar de un reality?

- No dudaría en volver al “Soñando por cantar”. Siempre que uno pueda expresarse con total libertad y decir las cosas que sabe, aceptaría. Pero no está en los planes, no hubo charlas al respecto.

- Ser modelo de una marca de ropa interior a los 58 años, ¿es el sueño del pibe?

- (ríe) No sé, mirá, me insistieron mucho, y yo decía que no, no y no... ya a mi edad, de ninguna manera. Después mi marido, Oscar Mediavilla, me dijo “si podés hacerlo, hacelo”, y la verdad que salieron muy lindas las fotos. Por supuesto que elegí al fotógrafo y por supuesto que firmé un contrato para elegir las imágenes de común acuerdo. Y realmente fue muy lindo, fue bueno hacerlo.

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