Zecca pide compromiso para recomponer los lazos rotos

Según el arzobispo, la causa principal de la ruptura de la amistad social estriba en el abandono de Dios. “Debemos perdonarnos”. Mediante un documento, Monseñor pidió que todos los ciudadanos reflexionen sobre la gravedad de lo que pasó la semana que se despide.

15 Diciembre 2013
Ante los acontecimientos que dominaron la semana que se despide, el arzobispo de Tucumán, Monseñor Alfredo Zecca, invitó, mediante un documento, a reflexionar a los tucumanos. Señala que resulta necesario profundizar sobre las causas antes que sobre los hechos en sí. Propone, entonces, lo que a su criterio es el principal motivo de las consecuencias vividas: el alejamiento de Dios.

“Si nos interrogamos por la causa más profunda de los desencuentros que estamos viviendo, que nos pusieron al límite de la ruptura de la amistad social, dicha causa la encontramos en el abandono de Dios. Hicimos desaparecer a Dios del horizonte de nuestra vida, y con ello hemos quitado el fundamento más profundo de las relaciones humanas”, dice Zecca.

Para explicarse mejor, cita una famosa sentencia del filosofo alemán Friedrich Nietzsche: “si Dios ha muerto, todo está permitido”. “Vivimos una cultura que se viene organizando hace más de un siglo sobre la base de que hay que vivir ‘como si Dios no existiera’. Eso se llama secularismo, autonomía total del hombre que pretende convertirse en ley para sí mismo. Es indispensable dar vuelta el planteo y comenzar a pensar la vida sobre el supuesto contrario: ‘como si Dios existiera’, y reintroducirlo en el horizonte humano”, manifiesta.

El arzobispo se muestra contundente, y señala: “la fe en Dios -y sólo ella- brinda al hombre un fundamento sólido para sus mutuas relaciones que, de lo contrario, se fundarían, en todo caso, en la utilidad, en la suma de intereses o en el miedo, pero nunca en la alegría y en la bondad de vivir juntos”.

A renglón seguido, cuestiona la modernidad, sobre la base de que, a su criterio, esta intentó construir la fraternidad fundándola en la igualdad, pero olvidando la paternidad: “poco a poco hemos comprendido que tal intento no puede subsistir. De ahí el imperativo a volver a la raíz de la verdadera fraternidad: la paternidad del Dios siempre fiel que, en Jesucristo, quiso compartir nuestra historia y nos asoció al destino de su hijo”.

A modo de fortalecer sus palabras, Zecca cita la encíclica Lumen Fidei, redactada por el papa Francisco, que dice: “cuando la fe se apaga se corre el riesgo de que los fundamentos de la vida se debiliten (…). Si hiciésemos desaparecer la fe en Dios de nuestras ciudades, se debilitaría la confianza entre nosotros, pues quedaríamos unidos sólo por el miedo, y la estabilidad estaría comprometida”.

Reconciliación

Si bien, como líder católico, pone énfasis en esta religión, el arzobispo aclara que se dirige a todos los tucumanos, más allá del credo que profesen. “Los católicos estamos viviendo el tiempo de adviento: esperamos la futura venida de Jesús; y, a la vez, nos aprestamos a celebrar la Navidad. Con la certeza de que la fe es un bien común para todos invito a reflexionar a todos los tucumanos. Debemos reconciliarnos, perdonarnos, pacificarnos, dialogar”, propone Zecca.

Pide, además, que los ciudadanos cesen de echarse culpas unos a otros, y pongan la vista en el futuro. “Aunque no es fácil recomponer los lazos rotos, es posible hacerlo con el compromiso de todos. Debemos reflexionar sobre la gravedad de lo que nos pasó”, sugiere. Zecca cierra el texto diciendo que reza por todos los ciudadanos. “A todos bendigo y acompaño; a todos exhorto a la responsabilidad y a la prudencia. Que sea la alegría y la bondad de vivir juntos la que nos anime a reconstruir nuestros vínculos como ciudadanos y hermanos”.

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